Reportaje:

El miedo llega a Sidón

Los habitantes del campo palestino del sur de Líbano temen que la violencia regrese tras los combates del domingo

Los milicianos palestinos de Fatah lograron ayer cercar a los integristas suníes de Jund al Sham que el domingo se enfrentaron al Ejército libanés en el campo de refugiados de Ain el Helue, en la sureña ciudad de Sidón, y mataron a dos soldados. El segundo brote de violencia integrista en Líbano en dos semanas se ha frenado de momento, pero la tregua pende de un hilo.

Los palestinos no quieren intervenir en la lucha entre los militares y los yihadistas, casi todos libaneses y sirios, pero tampoco desean que el asentamiento, el más grande de los 12 que hay en Líbano con 70.000 hab...

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Los milicianos palestinos de Fatah lograron ayer cercar a los integristas suníes de Jund al Sham que el domingo se enfrentaron al Ejército libanés en el campo de refugiados de Ain el Helue, en la sureña ciudad de Sidón, y mataron a dos soldados. El segundo brote de violencia integrista en Líbano en dos semanas se ha frenado de momento, pero la tregua pende de un hilo.

Los palestinos no quieren intervenir en la lucha entre los militares y los yihadistas, casi todos libaneses y sirios, pero tampoco desean que el asentamiento, el más grande de los 12 que hay en Líbano con 70.000 habitantes, se transforme en una zona de batalla como la de Naher el Bader, en Trípoli. En ese otro campo palestino, el Ejército y Fatah al Islam combaten desde el 20 de mayo y la guerra ha dejado ya más de 100 muertos.

"De momento la situación es estable. Hemos rodeado el área donde están

y la controlamos. Pero repito, de momento", explicaba ayer dentro del campo de Ain el Helue Hared Sahar, uno de los jefes militares de Fatah. Sahar y sus hombres vigilan el acceso norte, donde no hay pared libre de retratos de Yasir Arafat. En esta entrada, la principal, empezaron los combates del fin de semana, después de que los yihadistas lanzaran una granada al puesto militar en la parte exterior.

Sahar dice que Fatah tiene mil hombres en el campo, mientras que Jund al Sham ronda los 60. Estos milicianos integristas, al igual que los de Fatah al Islam, están vinculados ideológicamente a Al Qaeda.

La zona caliente en Ain el Helue está habitada mayoritariamente por libaneses. "Esas casas se construyeron tras el terremoto de 1956 y originalmente no pertenecían al campo. Pero éste, con los años creció tanto que todo acabó fundiéndose en un único barrio superpoblado", explica Majed Oseirán, cónsul honorario de España en Sidón.

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Nihaya Toratani, de 27 años, huye junto a Ahné Barakat, de 70, hacia la casa de unos familiares en Sidón. Como todos los refugiados que han salido del asentamiento, viven justo en las manzanas donde los yihadistas están atrincherados. La zona, de calles estrechas y casas a medio terminar, está a 500 metros de la entrada principal, detrás de una escuela de la ONU cuyas paredes permitían imaginar la dureza de los enfrentamientos del domingo. En el resto de Ain el Helue las calles estaban casi vacías y las tiendas cerradas, una imagen nada frecuente en estos campos. Se respiraba temor y los rostros expresaban el nerviosismo del que espera el estallido de una guerra.

Policías libaneses, ante el autobús que sufrió ayer en Beirut un atentado que provocó siete heridos.REUTERS

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