Crítica:COMER

Cena informal de tapeo y raciones

LA MÁQUINA DE LA MORALEJA, nuevo local de la cadena recién inaugurado a las afueras de Madrid

Nada más entrar, los clientes tropiezan con una barra muy concurrida donde se despachan tapas y raciones. A su alrededor, varias hileras de mesas que se desparraman por los comedores contiguos. Cuando el restaurante se llena, cosa habitual en turnos de noche, los decibelios suben de nivel y el bullicio ahoga las conversaciones. En pleno apogeo, los camareros zigzaguean entre las mesas transportando platos y botellas. Con una sobredosis de cordialidad, el confianzudo jefe de sala tutea a los clientes haciendo gala de un desparpajo impropio del lugar en el que se encuentra.

Tales son las ...

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Nada más entrar, los clientes tropiezan con una barra muy concurrida donde se despachan tapas y raciones. A su alrededor, varias hileras de mesas que se desparraman por los comedores contiguos. Cuando el restaurante se llena, cosa habitual en turnos de noche, los decibelios suben de nivel y el bullicio ahoga las conversaciones. En pleno apogeo, los camareros zigzaguean entre las mesas transportando platos y botellas. Con una sobredosis de cordialidad, el confianzudo jefe de sala tutea a los clientes haciendo gala de un desparpajo impropio del lugar en el que se encuentra.

Tales son las claves de este nuevo bar con hechuras de restaurante que acaba de inaugurar en Madrid el grupo Tejedor (quinto de la cadena) en La Moraleja. En resumen: calidad en el producto, celeridad en el servicio y ambiente desenfadado. Algo intermedio entre La Trainera y La Dorada de sus buenos tiempos. Un lugar de interiorismo sobrio, con pretensiones de elegancia, donde se come de pie o se tapea sentado, y lo que priva es compartir raciones, incluidos los platos de cuchara. Y eso a pesar de que la carta, de corte convencional, parece incitar a otra cosa.

LA MÁQUINA DE LA MORALEJA

Plaza de la Moraleja, 1 B. Urbanización La Moraleja. Alcobendas (Madrid). Teléfono 916 58 52 97. Entre 50 y 60 euros por persona. Pulpo de pedrero con patatas, 16,90. Calamar de potera encebollado, 16,80. Arroz abanda, 16. Crema de arroz con leche, 6,20 euros.

Pan ... 6

Café ... 6,5

Bodega ... 6,5

Ambiente ... 6

Aseos ... 7

Servicio ... 5

Es buena la ensaladilla rusa; correctas las zamburiñas al horno, e insulsas las croquetas de merluza y de ave, cuya besamel está mal trabada. En el grupo "Fritos en aceite de oliva", norma culinaria que la casa observa a rajatabla, figuran pescados adquiridos a diario en la lonja de Isla Cristina (Huelva). Entre ellos, rodajas de calamares frescos, boquerones, pijotas (merlucitas) enroscadas muy finas, cazón en adobo y raciones de falsos chanquetes con huevos fritos y pimientos que sólo saben a la harina del rebozo. ¿Se trata de chanquetes chinos congelados o en realidad son pececitos inmaduros capturados en las costas de Huelva? ¿Prosigue la impunidad para una práctica prohibida por nuestras autoridades pesqueras?

Con los segundos, el nivel no decrece. Es magnífico el calamar de potera, sabroso el lomo de cerdo ibérico adobado y convincente el steak tartar de atún rojo a la soja. Entre los platos de arroz (caldoso con bogavante, de verduras...), hay un abanda bastante bueno que se sirve viudo, sin los pescados aparte, como es preceptivo.

Comedor de La Máquina de La Moraleja, en Madrid. Abajo, plato de calamar de potera encebollado.PAULA VILLAR

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FRITURAS AL ESTILO ANDALUZ

EL NUEVO La Máquina de La Moraleja, que desde su inauguración registra llenos cotidianos, respira el mismo ambiente gastronómico que otros locales de la cadena. Por supuesto, destaca su barra, muy bien surtida, donde se pueden degustar las mismas cosas que en sus mesas, con algunas especialidades añadidas, como pulguitas y bocatines (de calamar, jamón y tomate, lomo ibérico y parmesano, solomillo). Y además, mariscos al peso o por unidades (ostras, gambas blancas, cigalas terciadas, bogavantes, centollos y zamburiñas), así como frituras de pescado al estilo andaluz, ensaladas y algunos platos de cocina. Como detalle añadido, la posibilidad de degustar medias raciones de casi todo, sin olvidar los platos de cuchara: callos a la asturiana, pulpo de roca con patatas, la típica fabada de la casa, sepia a la plancha y hasta una ración individual de arroz abanda.Los postres mantienen el estilo del resto de la carta: corrección en casi todos ellos sin que ninguno sobresalga. Son aceptables la crema de arroz con leche y la compota de manzana caramelizada, corrientes los frixuelos (crêpes) rellenos de crema, vulgar el sorbete de limón, bueno el flan de huevo y mejorable la leche frita con toffee caliente.En la lista de vinos -no muy extensa, pero bastante equilibrada- se aprecia la asesoría de Jesús Flores y Luis Miguel Martín, dos expertos que han sido ecuánimes en la selección con objeto de incluir marcas de las más destacadas regiones españolas. Interesante el surtido de champañas y escasos los vinos dulces de postre.

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