Reportaje:Elecciones 27M

Seis candidatos, seis ideas

Todos los partidos echan su pulso barcelonés buscando un lema que los distinga de los demás

Las campañas electorales no hacen milagros. Los candidatos a la alcaldía de Barcelona conocen bien esta máxima. Pero ninguno ha desaprovechado los últimos 15 días para intentar marcar un perfil propio que lo distinga de los otros en una primera mirada. Por esta razón todos han elaborado unos programas y unas propuestas a partir de una idea fuerza muy concreta. Con más o menos fortuna, todos han reivindicado su sitio. Y su electorado.

- Cambiar la ciudad sin cambiar de modelo. Jordi Hereu ha intentado la cuadratura del círculo en sólo dos semanas. El candidato socialista ha tomado buena...

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Las campañas electorales no hacen milagros. Los candidatos a la alcaldía de Barcelona conocen bien esta máxima. Pero ninguno ha desaprovechado los últimos 15 días para intentar marcar un perfil propio que lo distinga de los otros en una primera mirada. Por esta razón todos han elaborado unos programas y unas propuestas a partir de una idea fuerza muy concreta. Con más o menos fortuna, todos han reivindicado su sitio. Y su electorado.

- Cambiar la ciudad sin cambiar de modelo. Jordi Hereu ha intentado la cuadratura del círculo en sólo dos semanas. El candidato socialista ha tomado buena nota del hartazgo de muchos barceloneses de tener que vivir en una ciudad más amable con el turista que con sus contribuyentes. Hereu ha querido enterrar la era de Joan Clos sin criticarla explícitamente. Ha defendido el modelo de ciudad de su predecesor, pero al mismo tiempo se ha mostrado poco amigo de continuar transformando Barcelona a golpe de grandes eventos.

En otras palabras: Hereu ha intentado convencer al electorado de que, tras 28 años de Gobierno socialista, él es un candidato realmente nuevo y dispuesto a evitar los errores del pasado. Por eso ha rehuido las grandes promesas y se ha centrado en la vivienda y los servicios sociales: la cohesión social, ese mandato de la socialdemocracia europea. Ha prometido 12.000 nuevas viviendas públicas, duplicar la red de plazas públicas de guardería y poner Barcelona en la vanguardia del despliegue de la Ley de Dependencia del Gobierno central.

- El recambio necesario. El cambio que quieren los barceloneses. Xavier Trias ha construido todo su discurso sobre el supuesto de que los votantes quieren savia nueva en el Ayuntamiento y que Convergència i Unió es la única alternativa real a otros cuatro años de tripartito. Su cambio de modelo para la política de Barcelona pasa por dar un mayor protagonismo al sector privado en los servicios a las personas para, así, hacerlos más ágiles. "Al ciudadano no le importa quién le preste el servicio mientras éste sea bueno", ha repetido una y otra vez. Los asesores de Trias habían preparado una campaña para enfrentarse a Joan Clos, quien se encontraba en claro declive. Con la llegada de un nuevo rival, Jordi Hereu, los convergentes han tenido que recurrir a la inventiva para convencer a los ciudadanos de que éste no tiene nada de innovador y de que es, simplemente, "más de lo mismo".

- El enemigo del inmigrante. Alberto Fernández Díaz ha logrado erigirse en el enemigo de los inmigrantes. El candidato del PP ha desoído todas las peticiones de asociaciones humanitarias y antirracistas. Ha asociado inmigrantes e inseguridad, los ha acusado de colapsar los servicios sociales y hasta los ha discriminado entre ellos, considerando menos perniciosos a los nuevos catalanes si son castellanohablantes, cristianos y blancos: los latinoamericanos. Sin tapujos, ha excluido de la vivienda social a todo inmigrante que no lleve en esta ciudad más de 10 años (ahora bastan dos); pero no ha sabido precisar qué cobijo alternativo destina a estos ciudadanos del mundo convertidos en ciudadanos de segunda.

- Desmarcarse del tripartito. Jordi Portabella no ha querido o no ha sabido transmitir una idea central en su campaña más allá de desvincularse a última hora del gobierno municipal del que ha sido segundo teniente de alcalde. Eso sí, el republicano no ha dejado de definirse como "el candidato de las ideas nuevas" y de lanzarlas por docenas durante toda la campaña. La inventiva del republicano ha triturado todo límite: de los canguros de escalera a los autobuses en cada calle. Al tiempo que reivindicaba su capacidad innovadora, Portabella ha acusado a sus rivales de haber acudido "al top manta de las ideas sin derechos de autor". A quienes le tildan de frívolo les contesta que sus ideas están pensadas "para ser importantes en el siglo XXI".

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- La ciudad sostenible. Hacer de Barcelona una ciudad para ir en bicicleta sin miedo a quitarle más espacio al coche para dárselo al peatón y al transporte público. Mayol ha concretado así su idea genérica de convertir Barcelona en una ciudad para los barceloneses y no sólo para los turistas. La candidata ecosocialista no ha escondido que ha formado parte del gobierno municipal, que ha hecho "poca vivienda protegida", que ha cuidado poco los servicios sociales y que ha aprobado una ordenanza de civismo "injusta". Alega que sin Iniciativa todo habría sido peor.

- Algo más que conflicto lingüístico. Esperanza García ha presumido de ser políticamente virgen y ha intentado convencer de que Ciutadans puede hablar de algo más que de conflicto lingüístico. Busca el voto de los descontentos.

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