Francia prepara un plan de reformas de "electrochoque" para elevar el crecimiento

François Fillon, el primer ministro francés, confía en que la serie de reformas económicas y medidas fiscales que pondrá en marcha su Gobierno en los próximos meses consiga crear "un electrochoque" en la economía francesa que impulse el crecimiento por encima del 3%. Inmerso en la campaña de las elecciones legislativas, el Ejecutivo espera que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) obtenga una importante mayoría en la Asamblea Nacional; un nuevo triunfo, que le permita aprobar parte de las reformas este mismo verano en una sesión especial de la Cámara.

"Vamos a proponer una serie de m...

François Fillon, el primer ministro francés, confía en que la serie de reformas económicas y medidas fiscales que pondrá en marcha su Gobierno en los próximos meses consiga crear "un electrochoque" en la economía francesa que impulse el crecimiento por encima del 3%. Inmerso en la campaña de las elecciones legislativas, el Ejecutivo espera que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) obtenga una importante mayoría en la Asamblea Nacional; un nuevo triunfo, que le permita aprobar parte de las reformas este mismo verano en una sesión especial de la Cámara.

"Vamos a proponer una serie de medidas fiscales y financieras destinadas a provocar un auténtico choque que ponga en marcha el crecimiento", señaló Fillon. Una de las medidas estrella de este paquete es la desgravación fiscal para las familias de los intereses de los préstamos para la compra de la vivienda, un mecanismo bien conocido de los españoles, que en buena parte está en el origen, no sólo del boom del sector inmobiliario, sino del crecimiento de la economía española en los últimos años. La economía francesa ha estado creciendo por debajo del 2% durante varios ejercicios, el año pasado lo hizo en un 2,2%, aunque las previsiones eran de un 2,5%. Para este ejercicio se sitúan entre un 2,25% y un 2,5%.

Las otras medidas fiscales destinadas a introducir dinero en la economía son la reducción de las tasas en las herencias, y la creación de un techo fiscal del 50% sobre el total de los ingresos que sería lo máximo que el Estado podría percibir de la totalidad de la renta de un individuo. El coste presupuestario de éstas y otras medidas fiscales, que durante la campaña electoral se estimaba en torno a los 60.000 millones, incidirá sobre el saneamiento de las cuentas públicas.

El ministro del Presupuesto y las Cuentas, Eric Woerth, reconoció ayer que podría producirse un parón en el proceso de reducción de la deuda y corrección del déficit público, aunque insistió en que en el plazo de los cinco años de la legislatura se obtendrían los objetivos fijados. La deuda de Francia se ha mantenido sistemáticamente por encima del 60% del producto interior bruto (PIB) desde 2003, y el déficit consiguió situarse por debajo de la barrera del 3% fijado por la Unión Europea por primera vez el año pasado.

Sobre la introducción de una ley de servicios mínimos en los transportes públicos, una de las promesas de Sarkozy durante la campaña electoral, Fillon se mostró conciliador con los sindicatos, aunque firme en cuanto al resultado final. "Daremos a las organizaciones sindicales hasta después del verano para llegar a un acuerdo", dijo. "Es una cuestión esencial, si no hay acuerdo, legislaremos sobre ello", añadió. La reforma laboral, la creación de un nuevo tipo de contrato único, que por un lado flexibilice los actuales contratos fijos y por otro acabe con la volatilidad de los contratos temporales, no está en la agenda de este verano, aunque Fillon aseguró que había dado a los sindicatos hasta finales de año para negociar sobre el tema.

Fillon también tranquilizó a los estudiantes que temen que la reforma del sistema universitario se traduzca en un aumento de las tasas, de modo que supongan un sistema de selección. "No introduciremos un sistema de selección ni tampoco aumentaremos las tasas", aseguró Fillon. Otras medidas que deben aprobarse durante la sesión especial de la Asamblea Nacional este verano pasan por el endurecimiento de las penas para los reincidentes, de forma que haya una pena mínima que deban cumplir, y la elaboración de una ley sobre delincuencia juvenil.

El primer ministro se refirió también a una de las operaciones industriales que lanzó su predecesor Dominique de Villepin en aras a un "patriotismo económico": la fusión de Gaz de France (GdF), compañía francesa especializada en el transporte y distribución de gas natural en la que el Estado conserva el 85% del capital y Suez, el grupo industrial privado franco-belga, uno de los líderes mundiales en materia de energía. Fillon reconoció, en parte, que el gran proyecto de Villepin tiene pocas posibilidades de concretarse. "Hay otras opciones a la fusión", manifestó.

Según el primer ministro, no hay urgencia para tomar una decisión al respecto. "Podemos darnos unas semanas, hasta finales de junio o principios de julio para examinar las diferentes opciones posibles y tomar la decisión que se imponga". Francia, explicó Fillon, baraja todas las opciones.