Suspenso en innovación

España marcha en el furgón de cola entre las economías desarrolladas en el proceso de adaptación a los cambios desencadenados por las nuevas tecnologías de la información

El imparable avance de la economía del conocimiento, cimentada en la innovación, el uso de las nuevas tecnologías de la información y el trabajo de un personal cada vez más capacitado, ha sorprendido a España con la guardia baja. Un informe de Accenture y el Consejo de Lisboa, organismo encargado de supervisar los objetivos de la cumbre europea de 2000, muestra que España se adapta con lentitud a una economía que emplea ya a 4 de cada 10 europeos en la UE-15 y que muy pronto, como ocurre en Suecia, dará trabajo a más de la mitad.

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El imparable avance de la economía del conocimiento, cimentada en la innovación, el uso de las nuevas tecnologías de la información y el trabajo de un personal cada vez más capacitado, ha sorprendido a España con la guardia baja. Un informe de Accenture y el Consejo de Lisboa, organismo encargado de supervisar los objetivos de la cumbre europea de 2000, muestra que España se adapta con lentitud a una economía que emplea ya a 4 de cada 10 europeos en la UE-15 y que muy pronto, como ocurre en Suecia, dará trabajo a más de la mitad.

El imparable avance de la economía del conocimiento, cimentada en la innovación, el uso de las nuevas tecnologías de la información y el trabajo de un personal cada vez más capacitado, ha sorprendido a España con la guardia baja. Un informe de Accenture y el Consejo de Lisboa, organismo encargado de supervisar los objetivos de la cumbre europea de 2000, muestra que España se adapta con lentitud a una economía que emplea ya a 4 de cada 10 europeos en la UE-15 y que muy pronto, como ocurre en Suecia, dará trabajo a más de la mitad.

España marcha por detrás de la mayoría de los países de su entorno en tres variables fundamentales: la inversión en educación e I+D, el número de universidades de alto nivel y la cantidad de licenciados en ciencia y tecnología. "Estamos atrasados porque no estamos haciendo una apuesta clara para incorporar las nuevas tecnologías a nuestras actividades tradicionales", afirma Jordi Vilaseca, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya. "La economía del conocimiento no son las puntocoms, sino la capacidad de incorporar el conocimiento a todos los sectores del aparato productivo".

Y lo que está por venir no augura nada bueno. Como consecuencia de los cambios demográficos, España perderá entre un 20% y un 35% de licenciados universitarios en los próximos 10 años. Ello creará grandes desequilibrios entre la oferta y la demanda y obligará a los Gobiernos a adoptar políticas de inmigración y de movilidad laboral más flexibles para facilitar la llegada de talentos procedentes del extranjero.

EE UU va claramente por delante de Europa. Aunque la economía del conocimiento ha alcanzado un tamaño similar a ambos lados del Atlántico, EE UU ha conseguido aumentar con mayor rapidez su productividad y su crecimiento económico gracias a mayores inversiones en conocimiento (I+D, educación y nuevas tecnologías). Según cifras de la OCDE, Estados Unidos invierte en conocimiento el 6,6% de su PIB, comparado con el 2,9% de Alemania, el 3,7% del Reino Unido y Francia y el 2,8 de España.

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