Cartas al director

Sobre la historia común

Me refiero al artículo del profesor Casanova ¿Una historia común? publicado en la edición del jueves 15 de marzo.

En 1986, siendo yo embajador de España en los Países Bajos, propuse, en una alocución pronunciada en la Universidad de Utrecht, la creación de un grupo de expertos hispano-holandeses que elaboraran un texto común de ambas nuestras historias. Hacía algunos años, Italia y Austria habían hecho algo parecido especialmente en relación con el Tirol. Ni que decir tiene que mi propuesta salió por un enorme agujero del fondo del saco de las buenas intenciones.

Julián Ca...

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Me refiero al artículo del profesor Casanova ¿Una historia común? publicado en la edición del jueves 15 de marzo.

En 1986, siendo yo embajador de España en los Países Bajos, propuse, en una alocución pronunciada en la Universidad de Utrecht, la creación de un grupo de expertos hispano-holandeses que elaboraran un texto común de ambas nuestras historias. Hacía algunos años, Italia y Austria habían hecho algo parecido especialmente en relación con el Tirol. Ni que decir tiene que mi propuesta salió por un enorme agujero del fondo del saco de las buenas intenciones.

Julián Casanova analiza bien las dificultades de un proyecto similar para la historia de Europa. Pero se equivoca cuando piensa que se pide de los historiadores "construir visiones del pasado por encargo". Estoy convencido de que los estudiosos no tendrán especial dificultad en describir los procesos históricos, especialmente si exponen las razones que los europeos descubrieron "para odiarse mutuamente". ¿Y por qué no? Casanova parece resignado a lo inevitable de que un texto de tales características pasara por el tamiz de la corrección política a manos de los gobernantes europeos. Nada más lejos de la libertad académica. Lo único necesario en el esfuerzo de los historiadores sería aceptar el deletéreo papel desempeñado por los nacionalismos en la formulación del Estado moderno y en el manejo de sus ambiciones. Elementos perversos pero muy reales del acervo común.

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