Reportaje:

Morriña al revés en las universidades gallegas

Treinta hijos y nietos de emigrantes regresan con becas de la Xunta para cursar estudios

La vuelta del viaje que Teodora Riopedre emprendió desde Ribadeo a Buenos Aires el año en que estalló la Guerra Civil lo ha iniciado su nieta, María Florencia Puppo Vázquez, siete décadas después, con más equipaje en la maleta y una beca del departamento de Emigración de la Xunta. Cinco mil euros para cursar un postgrado en Ciencias de la Comunicación sobre contenidos de la literatura infantil y hacer realidad sus deseos de quedarse. "Será", en palabras de María Florencia, "una forma de cerrar el ciclo familiar y labrarse un futuro de regreso en España".

Ayer recibió la credencial de ma...

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La vuelta del viaje que Teodora Riopedre emprendió desde Ribadeo a Buenos Aires el año en que estalló la Guerra Civil lo ha iniciado su nieta, María Florencia Puppo Vázquez, siete décadas después, con más equipaje en la maleta y una beca del departamento de Emigración de la Xunta. Cinco mil euros para cursar un postgrado en Ciencias de la Comunicación sobre contenidos de la literatura infantil y hacer realidad sus deseos de quedarse. "Será", en palabras de María Florencia, "una forma de cerrar el ciclo familiar y labrarse un futuro de regreso en España".

Ayer recibió la credencial de manos del director general de Ordenación e Calidade do Sistema Universitario de Galicia. Las clases habían comenzado cuatro meses antes en la Facultad de Periodismo que Alvaro Siza diseñó en el campus norte de Santiago. A su abuela le cuenta una vez por semana cómo ha cambiado Galicia a través de un teléfono por internet.

Junto a ella acudió a recoger la beca, Osvaldo Moura Arruti, de los Arruti de Puente Caldelas que se fueron a Salvador de Bahía y se convirtieron en comerciantes. Matriculado en el primer curso de Administración de Empresas, este universitario brasileño paga 400 euros por un piso compartido con un turco, una belga y una checa que pronto dejarán sus habitaciones a dos estudiantes rusas y otra alemana. Una emigración muy distinta a la que vivieron sus abuelos, que sin embargo le ha hecho sentir esa morriña de la que tanto había oído hablar en su casa, pero al revés: "Extraño principalmente a mi familia, pero ellos están encantados de que yo pueda disfrutar lo que debían haber vivido, es fantástico para ellos, espero quedarme aquí, el tipo de vida es muy parecido aunque entiendo mejor el castellano que el gallego porque a pesar de lo que digan, es muy distinto al brasileño".

El programa cofinanciado por la Secretaría Xeral para a Emigración y las tres universidades ha devuelto temporalmente a Galicia a un Caamaño de Liechtestein, a los hermanos Mareque Salvado de México -Jonathan y Patricia- y a otros 30 universitarios procedentes de 12 países de América y Europa que regresan para estudiar, décadas después de que sus familias marchasen al extranjero. Con la inversión de 200.000 euros en becas el Gobierno gallego trata según el secretario general de Emigración, Manuel Luis Rodríguez, "de que Galicia cuente con el capital humano que suponen los hijos y nietos de quienes marcharon a la diáspora y de que ningún gallego o gallega independientemente de donde resida pueda estar privado de acceder a la educación".

Sus palabras en el tercer banco del Pazo de Raxoi las escuchaban, emocionados, los tíos de Karen Estefanía Rial Lovera, estudiante de Ingeniería Técnica Agrícola que se vino de Caracas a Lugo para matricularse en primer curso: "Espero pasar los cinco años aquí y, si puedo, quedarme a trabajar". De los 5.900 euros que ha recibido, 800 los ha invertido en pagar la matrícula y el resto los reparte entre el piso, sus gastos y "el Castromil a Santiago" para visitar a sus tíos.

Celia Carretero Diz que ya ha perdido todo su acento francés se ha acostumbrado a una planificación similar. Llegó de Perpignan -donde todavía viven sus padres- a A Coruña para convertirse en ingeniera de caminos. En su sexto año en Galicia ha descubierto las ayudas de la Xunta que le permitirán llegar mejor a fin de mes. "Supongo que si encuentro trabajo, ya no volveré a mi país".

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"Eso es lo que me gustaría a mí, pero sé que voy a tener problemas para convalidar mi título en Arquitectura", replica el argentino, Elías Óscar García Hernández, que vive a medio camino entre A Coruña y Lugo, las ciudades donde estudia y trabaja. "Me gustaría ganarme la vida aquí, pero creo que la convalidación de asignaturas es una barrera a la entrada del mercado laboral".

Sentados a la mesa de la Facultad de Medicina de Santiago, ayer todos celebraron la recepción de las becas y compartieron sus experiencias en el extranjero. De cómo los gallegos "reciben mejor a los emigrantes europeos y miran con distancia a argentinos y uruguayos". Antes de marchar cada uno a su ciudad, varios alumnos intercambiaron correos electrónicos. Las direcciones (gallegovirtual, compostelano80) traídas de la emigración, revelan su doble condición de gallegos en la diáspora y de emigrantes en Galicia.

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