Los inmigrantes tendrán un guía para ayudarles en su integración

Sin aventurismos y con el pragmatismo como faro, el Gobierno catalán ha comenzado a esbozar el proyecto de ley de Acogida de Inmigrantes, uno de los principales proyectos de esta legislatura y que tiene como objetivo facilitar la integración de los nuevos llegados a su población de destino. La ley introducirá la figura del guía para la integración, quien acompañará a los recién llegados en sus primeros trámites. La ley también preverá cursillos de acogida, que no serán obligatorios.

El documento de base de la nueva ley, al que ha tenido acceso EL PAÍS, prevé la organización de un servic...

Sin aventurismos y con el pragmatismo como faro, el Gobierno catalán ha comenzado a esbozar el proyecto de ley de Acogida de Inmigrantes, uno de los principales proyectos de esta legislatura y que tiene como objetivo facilitar la integración de los nuevos llegados a su población de destino. La ley introducirá la figura del guía para la integración, quien acompañará a los recién llegados en sus primeros trámites. La ley también preverá cursillos de acogida, que no serán obligatorios.

El documento de base de la nueva ley, al que ha tenido acceso EL PAÍS, prevé la organización de un servicio público especializado en la atención a los extranjeros con vocación de permanencia. Éste será atendido por "personal profesional estable y homologado laboralmente" cuya misión será la de "gestionar la diversidad". Bajo tan abstracto concepto se escondería la figura de un técnico en políticas migratorias con un amplio dominio de lenguas extranjeras y con dotes de mediador. También habrá cabida para traductores y dinamizadores juveniles.

Este profesional será el que el inmigrante tendrá como referencia nada más empadronarse en su población de acogida. Mediante una entrevista, el personal de acogida conocerá las necesidades más inmediatas del inmigrante y le orientará en sus gestiones ante las administraciones y en aquellas dudas propias de cualquier recién llegado.

De momento, el documento de bases no concreta si estos profesionales serán funcionarios ni qué formación deberán tener. Tampoco concreta si trabajarán en alguna de las redes de oficinas que la Generalitat ya gestiona o si se creará una nueva red.

Esta inconcreción, sumada al hecho que el documento de la futura ley haya visto la luz sin que el Gobierno consultara con sindicatos y organizaciones de inmigrantes, ya ha originado las primeras suspicacias. El responsable de una organización de atención a inmigrantes se quejaba ayer de que el documento "da la impresión de que la Generalitat lo quiere controlar todo dejando al margen a asociaciones y a sindicatos". Un portavoz del departamento de Acción Social aseguró ayer que el Gobierno hablará con todos los agentes antes de seguir adelante con la ley. También habrá contactos con la oposición.

Este mismo representante tampoco acaba de ver clara la figura del acompañante: "El inmigrante no necesita un ángel de la guarda, sino alguien que le dé unas cuantas claves y convertirse, así, en una persona autónoma".

El otro elemento novedoso que traerá consigo la ley que prepara la Generalitat serán los cursos de acogida. El carácter obligatorio de estos cursos que hace pocas semanas defendió el secretario para la Inmigración, Oriol Amorós, no será tal. Según el documento los cursos serán "un servicio" más a los inmigrantes. Eso sí, asistir a ellos será legalmente beneficioso para el extranjero en situación irregular, pues le ayudará a demostrar su arraigo en el país.

Estos cursos aportarán al inmigrante una visión genérica de sus derechos y deberes y de la realidad catalana, tanto social como cultural. Por eso se les enseñarán nociones de "ambas lenguas oficiales". Con todo, dice el documento, "es recomendable que el contenido lingüístico sea en lengua catalana".