El nuevo Estatuto

Campañas del referéndum

Con motivo del referéndum del Estatuto para Andalucía se están desarrollando dos campañas. Una en la que, con mayor o menor acierto en orden a movilizar al electorado, se están empleando los grupos PSOE, IU, PA...; otra la del PP-A. No es que el PP no quiera una participación importante en el referéndum, sino que está instrumentalizándola y subordinándola en favor de sus intereses en las elecciones municipales y autonómicas. Está desplazando el objetivo fundamental del referéndum, que es el mejor conocimiento del Estatuto por parte de los andaluces, a favor de sus intereses partidistas y de go...

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Con motivo del referéndum del Estatuto para Andalucía se están desarrollando dos campañas. Una en la que, con mayor o menor acierto en orden a movilizar al electorado, se están empleando los grupos PSOE, IU, PA...; otra la del PP-A. No es que el PP no quiera una participación importante en el referéndum, sino que está instrumentalizándola y subordinándola en favor de sus intereses en las elecciones municipales y autonómicas. Está desplazando el objetivo fundamental del referéndum, que es el mejor conocimiento del Estatuto por parte de los andaluces, a favor de sus intereses partidistas y de gobierno. Pues, bien, con ser grave -que lo es, y más en democracia- la alteración de las reglas del juego, puesto que impide la confrontación política en condiciones de igualdad, lo es aún más la forma en que se hace. La actuación, y vamos a llamar a las cosas raras que están ocurriendo por su nombre, es de permanente hostigamiento a los ciudadanos, pretendiendo hacernos ver que existe una tolerancia con el terrorismo asesino por parte de algunos gobernantes del PSOE.

No es ni normal ni decente que el candidato a la alcaldía de Sevilla por el PP, Juan Ignacio Zoido, en su segunda jornada de campaña sobre el referéndum, exija al Ayuntamiento de Sevilla que traiga a Sevilla la muestra En pie de foto de la Fundación Miguel Ángel Blanco y que tenga que hacerse "para demostrar sin vacilar de que lado está el alcalde". Estas manifestaciones son una ofensa a la ciudad, al alcalde y a los sevillanos. ¿Quién es este señor, que quiere ser alcalde de Sevilla, para que unos y otros tengamos que demostrar que somos decentes y honestos en función de cumplamos, o no, con sus exigencias? Unas exigencias, tal como las plantea, que son de una desvergüenza, propia de demagogos y de personas carentes de escrúpulos. Al alcalde de esta ciudad se le puede tachar de que se ha pasado con las obras, con los árboles, con el carril bici..., etcétera. Es lícito criticar sus actos de gobierno, pero ¡vamos¡ su apuesta por los valores democráticos no la tiene que demostrar, sino que la representa porque ha sido elegido los sevillanos y, además, la ejerce, sin necesidad de validaciones de nadie.

Puede ser verdad, como me comentaba uno de sus compañeros de promoción hace unos meses refiriéndose a Zoido, que tiene dependencia total de Javier Arenas y que habla por esta boca es suya. Si Javier Arenas, en el mismo acto y con cita del artículo 37.24 del Estatuto, habla de una proposición de ley andaluza a favor de las víctimas del terrorismo, cuando existe una ley estatal con el gobierno del PP -votada por todos los grupos políticos-, el candidato Zoido tiene que continuar por ese mismo camino. Da igual que esta ley, que rinde tributo de honor a todos cuantos han sufrido el terrorismo recoja en su articulado las mismas propuestas que hace Arenas para la andaluza que anuncia -condecoraciones y ayudas-, sube el listón y declara culpables e inocentes. Es el seguimiento puro y duro que caracteriza la demagogia. No encuentro otro calificativo, para aquellas manifestaciones por las que se atribuyen, sin pensar y sin temblar la conciencia, complicidades con los asesinos, de las que sólo nos puede salvar el que actuemos y pensemos como nos imponga el candidato de turno. En caso contrario estaremos al lado de los asesinos. No junto a las víctimas.

Hoy le ha tocado a la Alcaldía de Sevilla, y a su corporación. Mañana, si nos callamos ante las infamias, tendremos que justificar hasta el respirar. Y, francamente, no acepto que esta sociedad, que lleva más de treinta años en pacífica convivencia y en progreso, se nos quiera hacer ver, por el hostigamiento de algunos irresponsables, que es una sociedad dividida y degenerada. Déjense los políticos de autoritarismos y de denigrar la verdad y, en su lugar, cumplan con su obligación de informarnos sobre el Estatuto para Andalucía, de forma que se proyecte la máxima participación en unas urnas a las que hemos sido convocados para hablar de Andalucía y de su futuro.

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