Fin de semana

De la vida cotidiana

He visitado en Bilbao una exposición fotográfica preparada por Iñaki Caperochipi. Entra dentro de la programación habitual de este establecimiento, que todos los meses regala a sus clientes un evento de este tipo. Se organiza sin grandes alharacas, incluso con cierta humildad, pero allí va quedando la huella de un ramillete de fotógrafos, unos mejores que otros, pero siempre interesantes y en algunos casos excepcionales. Es un punto de encuentro a no perder de vista. Sus paredes han acogido fotografías de autores que comenzaron aquí su andadura expositiva y hoy lo hacen en museos o galerías de...

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He visitado en Bilbao una exposición fotográfica preparada por Iñaki Caperochipi. Entra dentro de la programación habitual de este establecimiento, que todos los meses regala a sus clientes un evento de este tipo. Se organiza sin grandes alharacas, incluso con cierta humildad, pero allí va quedando la huella de un ramillete de fotógrafos, unos mejores que otros, pero siempre interesantes y en algunos casos excepcionales. Es un punto de encuentro a no perder de vista. Sus paredes han acogido fotografías de autores que comenzaron aquí su andadura expositiva y hoy lo hacen en museos o galerías de prestigio.

La exposición que puede verse estos días se titula Luces y sombras. Parte de una idea sencilla. Está inspirada en objetos de la vida cotidiana, objetos que podemos encontrar sobre una mesa, una estantería o en el cajón de una cocina. Naturalezas muertas que a lo largo del día, según la luz que reciban, van cambiando con sus sombras su significado y la apreciación sensorial de sus texturas. El autor ha trasladado a su estudio esta pequeña rueda de la vida. Es allí donde ha podido aislar a su forma y manera los objetos elegidos e iluminarlos artificialmente para conseguir los contrastes deseados. O dar vueltas alrededor de ellos con su cámara de formato cuadrado y descubrir efectos y sensaciones deseadas. Este ensayo le ha permitido recurrir a puntos de vista poco habituales que por momentos conectan con las vanguardias de los años veinte y treinta. En otros, campea por su propio pie con ofertas especialmente originales.

En este paciente ejercicio ha realizado las cerca de 20 fotografías que ahora nos enseña. Son en blanco y negro porque, dice, ayuda a potenciar formas y texturas. Debe de ser así, porque el impacto de las imágenes es muy importante. De esta manera, podemos soñar con las luces y sombras de un sencillo peine, con el juego visual que permite un corcho de botella, los bordes de unas fuentes de cristal con su diversidad de tonos y sugerencias, unos vasos lisos iluminados a contraluz cuyas dimensiones parecen crecer según se concentra en ellos la mirada o unos definitivos tenedores de pescado o de carne cuyas puntas se alargan estremecedoramente hasta conseguir un suspiro emocional del espectador.

Resulta un curioso trabajo al que se le pueden encontrar parentesco incluso con Emmanuel Sougez, pero que camina por su propio camino y consigue imágenes reconfortantes para el espíritu del visitante.

Luces y sombras. Iñaki Caperochipi. La Taberna de los Mundos. Simón Bolivar, 17; Bilbao. Hasta el 8 de enero. Horarios: de lunes a miércoles, de 10.00 a 22.00; jueves, de 10.00 a 01.00; viernes, de 10.00 a 02.00; sábados, de 11.30 a 02.00; domingos; de 12.00 a 00.00.

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