Apoyo tan aconsejable como imposible
Es buena cosa que EL PAÍS publique artículos de diputados del Partido Popular, como el de Jesús López-Medel del 16 del corriente, titulado Nuevos rumbos de moderación. Tanto más cuanto que en él, además de criticar en un tono razonado, se hace algo de autocrítica, lo que no es muy común entre nuestros políticos. Sin embargo, el final del artículo produce cierta perplejidad, al abogarse porque el Gobierno busque "la implicación y el apoyo de la oposición" en el "asunto del fin del terrorismo". Ese apoyo sería, desde luego, muy deseable, pero hoy por hoy es de todo punto imposible. Lo es ...
Es buena cosa que EL PAÍS publique artículos de diputados del Partido Popular, como el de Jesús López-Medel del 16 del corriente, titulado Nuevos rumbos de moderación. Tanto más cuanto que en él, además de criticar en un tono razonado, se hace algo de autocrítica, lo que no es muy común entre nuestros políticos. Sin embargo, el final del artículo produce cierta perplejidad, al abogarse porque el Gobierno busque "la implicación y el apoyo de la oposición" en el "asunto del fin del terrorismo". Ese apoyo sería, desde luego, muy deseable, pero hoy por hoy es de todo punto imposible. Lo es por la sencilla razón de que oponerse al llamado proceso de paz que intenta el Gobierno es la única baza que tienen los populares para presentarse con alguna posibilidad de éxito a las próximas elecciones generales. Todas las demás cartas que han jugado no les han dado hasta ahora ni un solo triunfo. La familia no se ha deshecho con el matrimonio de homosexuales; la unidad del país no se ha roto con el Estatuto de Cataluña; la autoría del 11-M no está confusa; la política internacional no ha sido un fracaso, etcétera. Pero sí que puede fracasar, en cambio, el proceso de paz, lo que permitiría al PP lanzarse en tromba a decir que el Gobierno hace las cosas muy mal y que ahí están ellos para hacerlo mejor y poner las cosas en su sitio. En qué consiste esto último no lo aclaran, tal vez porque si volviesen a gobernar tendrían que hacer lo que ya hicieron y se está haciendo ahora: buscar mediante el diálogo el final de ETA.