Esas lumbreras
En estos momentos mi padre agoniza en un hospital de Madrid. Tiene 86 años. Un mieloma múltiple y un tumor de próstata han ido minando sus defensas desde hace tres años. Un catarro se ha convertido en neumonía y a pesar de los denodados esfuerzos y la profesionalidad del equipo médico, puede que su ciclo vital haya terminado. Hasta hace unos días hacía una vida normal -con sus lógicas limitaciones-, disfrutando de su familia y sus aficiones. Acabo de leer en su diario la columna Lumbreras firmada por Rosa Montero y quiero agradecer a la autora su valentía y lucidez para expresar en esto...
En estos momentos mi padre agoniza en un hospital de Madrid. Tiene 86 años. Un mieloma múltiple y un tumor de próstata han ido minando sus defensas desde hace tres años. Un catarro se ha convertido en neumonía y a pesar de los denodados esfuerzos y la profesionalidad del equipo médico, puede que su ciclo vital haya terminado. Hasta hace unos días hacía una vida normal -con sus lógicas limitaciones-, disfrutando de su familia y sus aficiones. Acabo de leer en su diario la columna Lumbreras firmada por Rosa Montero y quiero agradecer a la autora su valentía y lucidez para expresar en estos tiempos difíciles (por tener que luchar por lo que es evidente) lo que muchos libremente pensamos sobre el derecho a una muerte digna; ni siquiera, como muy bien dice Rosa Montero, estoy hablando de eutanasia. Suscribo íntegramente el contenido del artículo que hace alusión a las opiniones y presiones de poderosos grupos religiosos sobre este y otros temas de sensibilidad parecida. Pero me gustaría destacar sobre todo la frase con la que cierra el artículo en referencia al papel de la sociedad civil ante ellos. "Lo increíble es que la sociedad civil se deje influir por semejantes lumbreras" (en alusión a los líderes de estos poderosos grupos religiosos que expresan su opinión sobre estos temas). Es posible que estos grupos se vean en la obligación de decir lo que dicen, pero creo que la obligación de la sociedad civil es no hacerles caso. Gracias, Rosa.