Reportaje:

Madrileños del siglo XII

Hallados restos de adultos y niños en unas catas arqueológicas bajo la Capilla del Obispo

La Capilla del Obispo Gutierre de Vargas, florón único del gótico tardío madrileño, en la plaza de la Paja, sigue dando sorpresas: una excavación arqueológica bajo el suelo y muros paredaños con la iglesia de San Andrés ha permitido hacer aflorar, hasta hace apenas unos días, esqueletos y restos de una decena de individuos, unos siete niños y tres adultos, de éstos uno de gran talla. Tanta, 1,85 metros, que para ser de un individuo que presumiblemente vivió en el siglo XII debió de ser considerado un gigante; la estatura media entonces frisaba los 1,50 metros.

Así lo explica Luis Albert...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La Capilla del Obispo Gutierre de Vargas, florón único del gótico tardío madrileño, en la plaza de la Paja, sigue dando sorpresas: una excavación arqueológica bajo el suelo y muros paredaños con la iglesia de San Andrés ha permitido hacer aflorar, hasta hace apenas unos días, esqueletos y restos de una decena de individuos, unos siete niños y tres adultos, de éstos uno de gran talla. Tanta, 1,85 metros, que para ser de un individuo que presumiblemente vivió en el siglo XII debió de ser considerado un gigante; la estatura media entonces frisaba los 1,50 metros.

Así lo explica Luis Alberto Ruiz Cabrero, profesor de Historia Antigua de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense y arqueólogo, que debutó, entre otras actuaciones, en la restauración española del Templete de Bramante, canon de la arquitectura renacentista italiana, en San Pietro in Montorio, en Roma.

La orientación de los pies hacia el este y la cabeza al oeste sugiere sepulturas mozárabes

Con precedentes en tres catas arqueológicas realizadas en el año 2000, en el vértice suroeste de la escalera principal de la capilla, en el ángulo noreste del vestíbulo de esta misma estancia y en el ángulo noroeste del jardín parroquial, las catas actuales han localizado cráneos y huesos largos de adultos, más pequeños esqueletos infantiles. En algún caso los despojos ocupaban ataúdes con clavos o bronces, de evocación visigótica; los de una niña o adolescente mostraban tres pulseras de materiales vítreos que Ruiz Cabrero vincula a arcaicos talismanes hebreos; y, en la mayor parte de los otros casos, los pies los tenían orientados hacia el este y la cabeza al oeste, hecho que sugiere su sepultura con ceremoniales funerarios mozárabes. Hay despojos de fetos enterrados bajo tejas.

Los vestigios humanos se hallan esparcidos a distintos niveles de profundidad, a partir de los 30 centímetros, en un área necropolitana que circundaba el ábside de la primitiva iglesia altomedieval, de igual orientación que los enterrados, hoy cruzada respecto de la iglesia de San Andrés, que se extiende en sentido sur-norte.

La traza del paño lateral izquierdo del primigenio templo se perfila bajo el bellísimo y contiguo cenotafio del Obispo de Plasencia, cuyo contorno se ha visto en los últimos años afeado por vastas humedades murales. Dado el valor de este retablo pétreo del gótico flamígero, se han realizado numerosas actuaciones para secarlas, la última de ellas, la apertura de una atarjea silueteada con el perfil interior de la planta, de unos cuatro metros de profundidad, cuya apertura permitió descubrir los recientes hallazgos. Sin embargo, las escorrentías que humedecen los muros, señaladamente el que soporta el cenotafio con el obispo orante versado hacia el altar mayor, proceden del jardín de la contigua casa parroquial, que ocupa un amplio retranqueo entre el Museo Municipal de San Isidro y el templo de San Andrés. A juicio del arqueólogo Ruiz Cabrero, el riego del jardín ha provocado un efecto bañera por el que el subsuelo ha quedado encharcado en profundidad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

En la zona situada bajo la fachada de la Capilla del Obispo hacia la plaza de la Paja, han sido hallados asimismo tres arcosolios ubicados, aproximadamente, en el subsuelo de una cripta y un atrio claustrado, éste de acceso al templo. Forman parte de una secuencia de cinco arcos más que ya se conocía y que, en una actuación anterior, fueron rehabilitados por el arquitecto Javier Vellés. La zona que ocupa este segmento de arquería recién descubierto va a ser despejada para emplazar un ascensor para minusválidos, que formará parte del itinerario visitable que el proyecto de rehabilitación museística de la Capilla del Obispo contempla, bajo la iniciativa de la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. Para su titular, Javier Hernández, "los vestigios hallados", que confirma, "no tienen entidad para modificar el plan, pero los investigamos". El plan no ha sido dado a conocer detalladamente al público.

Archivado En