Un estudio vincula la muerte súbita de lactantes con un defecto cerebral

La anomalía afecta al área que regula la respiración y el sueño

Los bebés que mueren mientras duermen sin causa aparente a menudo presentan unos defectos sutiles en una zona del cerebro que regula la respiración, el ritmo cardiaco y el despertar, según una investigación que se publica en The Journal of the American Medical Association. Se trata de la prueba más sólida de que una anormalidad física, probablemente de origen genético, puede ayudar a explicar lo que hasta hace poco era un motivo de especulación científica y de profunda ansiedad para los padres: el síndrome de muerte súbita del lactante.

Cada año mueren por esta causa aproximadame...

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Los bebés que mueren mientras duermen sin causa aparente a menudo presentan unos defectos sutiles en una zona del cerebro que regula la respiración, el ritmo cardiaco y el despertar, según una investigación que se publica en The Journal of the American Medical Association. Se trata de la prueba más sólida de que una anormalidad física, probablemente de origen genético, puede ayudar a explicar lo que hasta hace poco era un motivo de especulación científica y de profunda ansiedad para los padres: el síndrome de muerte súbita del lactante.

Cada año mueren por esta causa aproximadamente siete de cada 10.000 nacidos durante los primeros meses de vida. Unos investigadores han descubierto que muchas de las muertes se produjeron mientras los bebés, en su mayoría niños, dormían boca abajo, a menudo con ropa de cama blanda o acompañados de alguien. La recomendación de los pediatras de colocar a los lactantes boca arriba sobre un colchón firme ha reducido la tasa de muertes súbitas en los últimos años.

Las células cerebrales de los niños fallecidos eran menos sensibles a la serotonina

"Éste es el estudio más complejo realizado hasta la fecha sobre el sistema de la serotonina y permitirá ir más allá", señala Debra E. Weese-Mayer, directora de medicina respiratoria pediátrica del Rush University Medical Center de Chicago, en un editorial.

El equipo de investigación, dirigido por médicos del Children's Hospital de Boston, comparó el tejido cerebral de 31 bebés que murieron a causa del síndrome entre 1997 y 2005 con muestras de 10 lactantes que habían fallecido por otras causas. Se centraron en una zona del tallo cerebral conocida como médula, que regula la respiración, los ciclos de sueño y vigilia, y otras funciones vitales.

Descubrieron, entre otras singularidades, que las células de esta región del cerebro de los niños fallecidos por muerte súbita eran significativamente menos sensibles a la serotonina que las de los otros cerebros. Según los autores, el tallo cerebral apoya al sistema nervioso central, que ayuda a despertar a la gente que duerme si está respirando poco oxígeno; y la serotonina hace que el sistema responda. Los defectos fueron especialmente sorprendentes en los cerebros de varones, lo cual podría explicar el mayor riesgo de los niños, afirman. Estudios anteriores apuntaban a efectos similares, pero la nueva investigación ha determinado su ubicación.

"Es probable que esta anormalidad se inicie en la gestación, cuando el tallo cerebral se está desarrollando", señala Hannah Kinney, principal autora del estudio, financiado por los National Institutes of Health y grupos de familias afectadas. Los hallazgos se basan en tejidos de bebés blancos e hispanos de los servicios forenses de San Diego, por lo que podrían no ser válidos para otros grupos étnicos.

Las pruebas de una base biológica clara del síndrome de la muerte súbita pueden reconfortar a algunos padres que se culpan a sí mismos, así como un motivo de esperanza de que aparezcan tratamientos. "Creo que los padres como nosotros estamos ansiosos porque se dé el siguiente paso", dice Robert Kossar, fundador de la Ryan Wolfe Kossar Foundation en honor de su hijo muerto.

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