Crítica:

Todo iba bien

Cuentan que cuando algunos suicidas se tiran desde la azotea de un edificio, durante los pocos segundos que dura la caída al vacío van pensando algo así como: "De momento, todo va bien". El mismo sentimiento parece inundar el cerebro del ser humano cuando ve que la gente se da un baño en las playas de Benidorm en los últimos días de octubre; cuando los incendios veraniegos han pasado de ser esporádicos a convertirse no sólo en norma sino también en plaga; cuando un tsunami se lleva por delante la vida de cientos de miles de personas; cuando la cima del Kilimanjaro tiene cada vez menos n...

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Cuentan que cuando algunos suicidas se tiran desde la azotea de un edificio, durante los pocos segundos que dura la caída al vacío van pensando algo así como: "De momento, todo va bien". El mismo sentimiento parece inundar el cerebro del ser humano cuando ve que la gente se da un baño en las playas de Benidorm en los últimos días de octubre; cuando los incendios veraniegos han pasado de ser esporádicos a convertirse no sólo en norma sino también en plaga; cuando un tsunami se lleva por delante la vida de cientos de miles de personas; cuando la cima del Kilimanjaro tiene cada vez menos nieve.

Pues sí, a pesar de todo, de momento todo parece ir bien, pero puede que estemos a un paso de estrellarnos contra el suelo. El documental Una verdad incómoda, dirigido por el habitual realizador televisivo Davis Guggenheim (realizador de títulos como Urgencias, Alias, The Shield) y guiado espiritualmente por el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, viene a abrirnos los ojos sobre el destino que nos aguarda si no empezamos a poner remedio. Comenzando por los gobernantes y terminando por el ciudadano de a pie.

UNA VERDAD INCÓMODA

Dirección: Davis Guggenheim. Interviene: Al Gore. Género: documental. EE UU, 2006. Duración: 100 minutos.

Lo primero que llama la atención de Una verdad incómoda es que su fórmula narrativa acaba convirtiendo un defecto en una virtud. Nada hay más alejado del cine que ver a un tipo largando una teoría tras otra durante una conferencia ante un pequeño auditorio. Y en eso consiste básicamente la película. En observar a Gore ("Yo fui el próximo presidente de Estados Unidos", se define a sí mismo con sorna) explicando los efectos del calentamiento global del planeta. Ahora bien, el impacto de las imágenes que acompañan a la ponencia, la cercanía de la problemática, la cadencia de la realización y hasta el sentido del humor de Gore, convertido en magnífico profesor universitario con ademanes de charlatán de feria, llevan a la película hasta el territorio de lo incontrovertible.

Gore niega que haya dudas entre los científicos sobre los efectos del calentamiento global, pero el problema es que el riesgo no llega a la gente con la debida fuerza. En estos días, el primer ministro británico, Tony Blair, ha sido el primer mandatario de primera fila en unirse a la voz de alarma y ha hecho un llamamiento para que comiencen a tomarse medidas de inmediato. Sin embargo, los múltiples intereses (petrolíferos, inmobiliarios, comerciales, políticos...) tiran de la cuerda hacia el otro extremo. Así, en una reveladora imagen de archivo de Una verdad incómoda se ve a George Bush padre, en la época en la que comandaba el Gobierno más poderoso del mundo, hacer la siguiente declaración sobre alguien que podría ser Gore: "Sus radicales ideas en torno a ciertos temas nos llevarían al abismo. Tendríamos un país lleno de búhos, pero cargado de gente sin trabajo". Todo parece estar conectado y Gore, tras perder las elecciones (más en los tribunales que en las urnas) frente a Bush hijo, parece haberse puesto al frente de la gran revolución, la de la concienciación de que nos estamos yendo a pique.

Puede que al documental le sobren algunas imágenes un tanto egocéntricas en torno al alma máter del evento (la pérdida de las elecciones presidenciales, el accidente sufrido por su hijo cuando tenía cinco años que casi le lleva a la muerte...), pero lo importante es que se está hablando, y mucho, de Una verdad incómoda, película que tiene el valor de la divulgación de lo incontestable más allá de sus más nimios defectos.La película tiene el valor de la divulgación, más allá de sus más nimios defectos

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