Entrevista:RUTH MÍNGUEZ | Inquilina de una casa de arrendamiento protegido | El problema de la vivienda

"Vivo de alquiler, pero pienso que el piso es de mi propiedad"

Ruth Mínguez, de 31 años y trabajadora interina en el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Vitoria, vive de alquiler desde hace varios años, pero en su fuero interno piensa que el piso es de su propiedad. Ésa es la diferencia entre residir arrendado en un inmueble libre o hacerlo en uno de renta protegida, promovido por el Gobierno vasco. Éste es el caso de Ruth, quien ha conseguido la independencia de sus padres gracias a esta vía. "Me apunté en el año 1998 a las listas de Etxebide. Entonces no tenía ningún tipo de ingresos. A lo único que podía aspirar era a un piso de alquiler. Y...

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Ruth Mínguez, de 31 años y trabajadora interina en el servicio de limpieza del Ayuntamiento de Vitoria, vive de alquiler desde hace varios años, pero en su fuero interno piensa que el piso es de su propiedad. Ésa es la diferencia entre residir arrendado en un inmueble libre o hacerlo en uno de renta protegida, promovido por el Gobierno vasco. Éste es el caso de Ruth, quien ha conseguido la independencia de sus padres gracias a esta vía. "Me apunté en el año 1998 a las listas de Etxebide. Entonces no tenía ningún tipo de ingresos. A lo único que podía aspirar era a un piso de alquiler. Y me tocó".

Mínguez puede quedarse todo el tiempo que quiera, siempre y cuando sus condiciones económicas no varíen de una manera ostensible con relación a lo que declaró cuando accedió a la vivienda. "Cada año se revisan mis condiciones económicas para ver si ha cambiado la situación. El departamento me pide todos los años la declaración de la Renta y hace sus cálculos teniendo en cuenta esa declaración, los metros cuadrados del piso y lo que haya subido el precio del metro cuadrado en Vitoria. Así me van aumentando el alquiler", dice.

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En estos momentos paga 221 euros mensuales, con la comunidad y el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) incluidos, por el alquiler de un piso de 80 metros cuadrados de tres habitaciones y dos baños ubicado en una zona en plena expansión. "Es un lujo para lo que se estila en Vitoria", reconoce.

"Vivo de alquiler debido a mi situación económica. Llega un momento en el que tienes que emanciparte y salir de la casa de tus padres. Hay opciones, pero todas me resultaban muy caras. La posibilidad que da el Gobierno vasco con estos pisos resulta estupenda", señala agradecida. Ahora vive sola, pero dependiendo de si hay alguien más, el Ejecutivo también revisa las condiciones, porque se supone que pueden entrar más ingresos.

Ella admite que, en general, no existe una cultura del alquiler en el País Vasco frente a lo que se estila en Europa. "Sé que vivo de alquiler, pero pienso que es mi propiedad. No considero que estoy de paso. No dependo de nadie y me puedo organizar mi vida. Otra cosa es el alquiler libre, en el que todo es más caro".

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En su caso, el casero es el Gobierno autónomo. Ello supone que, cuando hay problemas, como ventanas que no cierran o pequeñas fugas, es necesario rellenar "muchos papeles y reunir a muchos vecinos que sufran el mismo problema" para que acudan los técnicos.

Otra pega que apunta es la de pagar el alquiler a renta vencida. "Si este año, por cualquier circunstancia, trabajo media jornada o menos, mi sueldo se va a reducir de manera considerable, pero debo pagar el alquiler de acuerdo con la declaración de la Renta del año pasado. Puede darse el caso de pagar 300 euros al mes y estar ganando 500. Habría que cambiar ese sistema para evitar problemas".

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