Reportaje:

Un traje a medida

El instituto Ortega y Gasset ofrece planes de estudio adaptados para los deportistas de élite que se educan en el centro

Un buen día, el director del instituto Ortega y Gasset, Francisco Benito, puso por escrito su proyecto para conseguir que los jóvenes deportistas de élite que estudiaban en el centro no fallasen en los estudios. De eso hace ya tres años y desde entonces, la famosa frase de Juvenal, aquello del mens sana in corpore sano, suena cada vez menos a latinajo.

La idea ya había empezado antes en los despachos de las administraciones. A tiro de piedra del Ortega y Gasset se encontraban las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (CAR), entre ellas la Residencia Blume, donde muchos ado...

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Un buen día, el director del instituto Ortega y Gasset, Francisco Benito, puso por escrito su proyecto para conseguir que los jóvenes deportistas de élite que estudiaban en el centro no fallasen en los estudios. De eso hace ya tres años y desde entonces, la famosa frase de Juvenal, aquello del mens sana in corpore sano, suena cada vez menos a latinajo.

La idea ya había empezado antes en los despachos de las administraciones. A tiro de piedra del Ortega y Gasset se encontraban las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento (CAR), entre ellas la Residencia Blume, donde muchos adolescentes vivían pegados a las pistas y las piscinas. La mayoría de ellos tenían que desplazarse todos los días al instituto y muchos tenían problemas para compaginar las clases y los entrenamientos. Así que el Consejo y la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, decidieron llevar las aulas a las pistas.

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Antes de la firma del convenio, el número de alumnos deportistas de alto nivel no superaba la treintena. Hoy son casi 300, la mayoría del CAR y el resto dependientes de la Comunidad de Madrid, los que estudian en este centro, el único en toda España junto con el instituto Joaquín Blume en Esplugues de Llobregat. El secreto del proyecto es de una lógica aplastante: educación a la carta. Que un nadador entrena muy temprano por la mañana, pues las clases empiezan después de las once. Que te tienes que ir al Mundial de Gimnasia, pues te llevas unos ejercicios para cuando puedas hacerlos y te cambio los exámenes.

Una de las oportunidades que se les ofrece es la de fraccionar los cursos. Un estudiante de bachillerato puede, por ejemplo, fraccionar uno de los cursos en dos años, coger dos asignaturas fuertes en uno y otras dos en otro para sacarlo adelante sin que repercuta en su rendimiento deportivo.

"Es que lo de antes no podía ser", señala Francisco Benito. "La educación de antes era café para todos. No se atendía a las especificidades de cada niño. Entonces era eso de si puedes, puedes y si no, te fastidias. Hoy eso ha cambiado y a los chavales se les sigue continuamente para ofrecerles una enseñanza moderna y de calidad", explica.

Los principales logros del Ortega y Gasset están en esa fórmula para sacar las competiciones y las matemáticas adelante. "Esa preocupación se nos ha quitado gracias a la colaboración de todos los profesores y de las administraciones", comenta Jesús Carvallo, entrenador de la selección femenina de gimnasia deportiva, mientras da instrucciones a las chicas. "Esas medidas les han permitido descansar mejor y que la vida después del deporte deje de ser un problema", señala. Los casos de atletas que han caído en la depresión o el suicidio tras una larga carrera de éxitos deportivos hacían necesario un plan específico para proporcionarles alternativas después de la alta competición. Esa idea es la que hizo que Francisco Benito y un equipo de profesores diseñaran un plan adaptado para los jóvenes atletas.

Para los alumnos de la ESO que no querían seguir estudiando, idearon un ciclo formativo de grado medio en Aplicaciones de Sistemas Informáticos. "Antes no tenían otra alternativa. Es una de las cosas de las que me siento más orgulloso. Ese curso tiene cada vez más éxito", relata. La misma opción se encuentra dos cursos más arriba. Los jóvenes que no quieren ir a la Universidad ni entrar en el mundo laboral pueden seguir con el deporte a través de un ciclo de Grado Superior en Educación Física.

Benito destaca el sacrificio de todos los profesores para desarrollar un plan tan ambicioso para el que ha sido necesario encajar horarios, ser flexible y contar con recursos. También los estudiantes han contribuido a que las cosas salgan así. "Hay de todo, pero, en general, son chicos que llevan la disciplina del deporte a otros ámbitos de su vida. Los estudios, la competición y la lejanía de sus casas hacen que su vida sea compleja. Lo que intentamos aquí es que puedan llevarlo todo", concluye.

Clases en el instituto Ortega y Gasset en Madrid.ULY MARTÍN
Entrenamiento de gimnastas en el Centro de Alto Rendimiento en Madrid.U.M.

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