Cartas al director

El embajador y el PT

En carta al director publicada por EL PAÍS, el 27 de septiembre, el embajador de Brasil, José Viegas, se queja amargamente del editorial que su diario dedicó el 24 de septiembre a las elecciones brasileñas, manifestando su "malestar (...) y la mezcla de sorpresa y perplejidad" que siente él mismo, y que se detecta en Brasilia, es decir, en el círculo próximo a Lula, ante la acusación de que el entorno del presidente y el PT estaría constituido por una "aglomeración de sinvergüenzas".

Me permito recordarle respetuosamente al embajador que, a pesar de su amistad personal con Lula y con Jo...

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En carta al director publicada por EL PAÍS, el 27 de septiembre, el embajador de Brasil, José Viegas, se queja amargamente del editorial que su diario dedicó el 24 de septiembre a las elecciones brasileñas, manifestando su "malestar (...) y la mezcla de sorpresa y perplejidad" que siente él mismo, y que se detecta en Brasilia, es decir, en el círculo próximo a Lula, ante la acusación de que el entorno del presidente y el PT estaría constituido por una "aglomeración de sinvergüenzas".

Me permito recordarle respetuosamente al embajador que, a pesar de su amistad personal con Lula y con José Dirceu, este último eje y protagonista de las denuncias de corrupción que han enterrado el patrimonio ético del PT, su primera obligación es la de ser representante del Estado brasileño y de todos sus ciudadanos, sean cuáles sean las opciones políticas de éstos, y no sólo defender a un partido, en este caso el PT, que ha demostrado poseer un proyecto para perpetuarse en el poder a cualquier precio. Como brasileño expreso mi repulsa a la confusión que el embajador realiza entre sus atribuciones diplomáticas como representante del Estado y de todos los ciudadanos brasileños, incluso de los que no votaremos a Lula, y sus preferencias políticas por el PT, contra las que nada tengo que objetar si se limitasen a su fuero privado.

El "olvido" del embajador de su primera obligación le ha hecho confundir en su réplica a EL PAÍS la parte -el PT y la campaña del candidato Lula- por el todo -el Estado brasileño y sus ciudadanos. El editorial de EL PAÍS no daña la imagen de Brasil, como supone llevado por su identificación con el PT el señor embajador. Es la propia actitud del embajador, al erigirse en defensor de los intereses de un partido político, la que causa un daño enorme a la credibilidad democrática del Estado brasileño en España. Todo un ejemplo del modus operandi de quienes han marchitado la esperanza que depositamos en las urnas en 2002.

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