Reportaje:Muerte de un joyero en Centro

"Esto es como en mi país"

El método empleado por los atracadores es utilizado por bandas criminales latinoamericanas

La manera de actuar de los atracadores que acabaron con la vida del representante de joyería José Manuel Mateo, de 59 años, es la misma que han utilizado de forma reiterada bandas de criminales procedentes de Latinoamérica. Suelen emplear gran violencia para arrebatar el dinero a sus víctimas y no dudan en sacar armas blancas, y, sobre todo, de fuego para intimidar o matar a tiros. Los agentes del Grupo V de Homicidios mantienen abiertas todas las líneas de investigación, pero las primeras hipótesis apuntan a delincuentes de origen colombiano, chileno o peruano, según fuentes del caso.

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La manera de actuar de los atracadores que acabaron con la vida del representante de joyería José Manuel Mateo, de 59 años, es la misma que han utilizado de forma reiterada bandas de criminales procedentes de Latinoamérica. Suelen emplear gran violencia para arrebatar el dinero a sus víctimas y no dudan en sacar armas blancas, y, sobre todo, de fuego para intimidar o matar a tiros. Los agentes del Grupo V de Homicidios mantienen abiertas todas las líneas de investigación, pero las primeras hipótesis apuntan a delincuentes de origen colombiano, chileno o peruano, según fuentes del caso.

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La manera de actuar de los atracadores que acabaron con la vida del representante de joyería José Manuel Mateo, de 59 años, es la misma que han utilizado de forma reiterada bandas de criminales procedentes de Latinoamérica. Suelen emplear gran violencia para arrebatar el dinero a sus víctimas y no dudan en sacar armas blancas, y, sobre todo, de fuego para intimidar o matar a tiros. Los agentes del Grupo V de Homicidios mantienen abiertas todas las líneas de investigación, pero las primeras hipótesis apuntan a delincuentes de origen colombiano, chileno o peruano, según fuentes del caso.

"Esto está muy claro. En mi país este tipo de asesinato se llama un encargo. Siempre es así", explicaba un testigo de origen colombiano que presenció el asesinato de José Manuel Mateo. A lo que se refería este colombiano es a un asesinato por encargo que ejecuta un sicario. Pero en este caso, el móvil era claramente un robo. Sin embargo, el modus operandi de los asesinos podría coincidir con el que se usa en distintos países de Suramérica.

Estos grupos criminales se caracterizan por repartirse las funciones de manera muy clara. Uno de los integrantes del grupo se encarga de vigilar y detectar a la víctima. Es el típico caso de los cogoteros (ladrones que asaltan a los clientes de bancos tras sacar grandes cantidades de dinero). El que avisa al resto de la banda (el que da el agua) está dentro de la sucursal y alerta al resto mediante un teléfono móvil.

En el caso de Mateo, alguien avisó de que el representante de joyería acababa de salir de su oficina, en la calle de Silva. Fue, supuestamente, la llamada que recibió el individuo pelirrojo que estaba dentro del Renault Clio.

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Otros componentes de la banda son los que abordan a las víctimas. Suelen emplear una violencia desmedida y no dudan en golpear hasta dejar inconsciente a sus víctimas. Así ha ocurrido en al menos tres homicidios registrados en la región este año, contando el de Mateo del pasado martes. El primero ocurrió el 29 de mayo, cuando un policía municipal de Getafe, de 38 años, que estaba de paisano y fuera de servicio, mató de un tiro al peruano Luis Samuel Velasco Valdizán, de 29 años. El agente acababa de sacar 24.000 euros de una sucursal bancaria del BBVA en la calle del Río Guadiana y se dirigía a otra de Caja Madrid.

De repente, le abordaron dos hombres corpulentos que le asestaron profundos cortes con un destornillador. El agente sacó una pistola del calibre 9 milímetros Parabellum y mató a uno de sus atacantes. Las pistolas que utilizan los atacantes suelen ser de dos tipos. Hace unos años los asaltantes se decantaban por armas del calibre 22, que son de pequeño tamaño. De esta forma, se pueden ocultar fácilmente debajo de la mano y sorprender a la víctima. Este tipo de arma fue muy utilizada en ajustes de cuentas entre bandas rivales colombianas hace unos cinco años. La munición se encuentra con relativa facilidad, ya que es la empleada por los aficionados al tiro olímpico.

En otras ocasiones, los criminales se decantan por pistolas del calibre 9 milímetros Parabellum. Son armas muy grandes, que se esconden bajo la camisa o el abrigo y que provocan el miedo por sus grandes dimensiones. Un disparo de estas pistolas suele ser mortal porque penetra muy profundamente en el cuerpo y por el gran tamaño del proyectil.

En el caso de los cogoteros, no suelen utilizar armas de fuego, pero sí exhiben gran violencia. Así ocurrió el pasado 1 de agosto, cuando el ebanista Bautista Monje Quesada, de 56 años, murió tras ser víctima de un atraco en el distrito de Salamanca. El fallecido acababa de cobrar 5.000 euros de un trabajo pendiente de su empresa en una entidad bancaria, en la confluencia de las calles de Velázquez y Diego de León, cuando le abordaron dos individuos y le asestaron un fuerte golpe en la cabeza. Monje cayó al suelo en medio de un gran charco de sangre. Pereció por la noche en el hospital Gregorio Marañón.

Este tipo de ladrones suele tener un compinche que les espera en un coche o en una moto para huir del lugar a gran velocidad y evitar así ser detenidos por la policía.

En el caso de que haya robo de joyas, otros componentes del grupo se encargan de contactar con peristas que compren el material robado. Deben ser de extrema confianza para no ser descubiertos por los especialistas policiales.

UNOS ASALTANTES MUY VIOLENTOS

- Los atracadores suelen emplear gran violencia para asaltar a sus víctimas

- No dudan en emplear armas blancas o de fuego en caso de que los atracados se resistan

- Tres homicidios en lo que va de año han estado relacionados con esta manera de actuar

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