Reportaje:Temporal de lluvia en Cataluña

De Valencia a Barcelona en ¡14 horas!

La odisea de 200 pasajeros de un tren Euromed atrapados toda una noche en medio de la tormenta en Tarragona

En condiciones normales, un tren Euromed tarda poco más de tres horas en cubrir el trayecto entre Valencia y Barcelona. Pero cuando la meteorología se pone tonta y los infortunios se suceden, el viaje puede convertirse en odisea. Es lo que les ocurrió a unos 200 sufridos pasajeros que el martes tomaron la equivocada decisión de tomar el tren de las 18.05 horas. Hasta ayer por la mañana -y tras más de 14 horas de viaje para recorrer 350 kilómetros- los viajeros no llegaron a su destino: la estación de Sants.

Las tormentas y las fuertes lluvias registradas en las zonas de Valencia y Tarra...

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En condiciones normales, un tren Euromed tarda poco más de tres horas en cubrir el trayecto entre Valencia y Barcelona. Pero cuando la meteorología se pone tonta y los infortunios se suceden, el viaje puede convertirse en odisea. Es lo que les ocurrió a unos 200 sufridos pasajeros que el martes tomaron la equivocada decisión de tomar el tren de las 18.05 horas. Hasta ayer por la mañana -y tras más de 14 horas de viaje para recorrer 350 kilómetros- los viajeros no llegaron a su destino: la estación de Sants.

Las tormentas y las fuertes lluvias registradas en las zonas de Valencia y Tarragona generaron una serie de incidentes que obligaron a detener el tren varias veces. Falta de tensión eléctrica, averías en la catenaria, semáforos fuera de servicio... Todo parecía conspirar para evitar una pronta llegada de los pasajeros. Tras lamentar las molestias por el excesivo retraso, un portavoz de Renfe fue claro: "Hay días en que todo sale mal".

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De hecho, la historia empezó mal, y el tren partió de Valencia con más de una hora de retraso. El primer parón, de casi dos horas, se produjo a la altura del municipio de L'Aldea, en la comarca del Baix Ebre. Sin electricidad, las baterías se gastaron pronto y el interior del tren quedó a oscuras. El aire acondicionado también dejó de funcionar. Para Berta Bruna, una de las pasajeras, ése fue el "peor momento" de la travesía: "Fuera había tormenta y estábamos en medio de la nada; sólo se veía la vía del tren y campo alrededor".

Según Berta, ningún empleado del tren les informó de la situación ni de las posibles soluciones. "El personal lo único que sabe es que hay una avería y que hay que arreglarla, y poco más", justificó ayer un portavoz de la compañía ferroviaria. Aunque Berta se sintió "abandonada", durante esa primera parada obligatoria intentó tomárselo con humor. Tuvo la suerte de no estar sola. Iba acompañada de un grupo de editores que había viajado a Valencia para, entre otras cosas, conversar con el escritor Ferran Torrent. "Pero había una persona mayor, sola, que estaba sufriendo porque en Sants le esperaban su hijo y su nuera", dijo Berta.

Según la versión de los pasajeros, casi a las diez de la noche el maquinista reanudó la marcha. Pero en dirección contraria a Barcelona. El convoy retrocedió hasta la estación de Ulldecona (Montsià) y cambió a una vía en la que sí había tensión eléctrica. El problema es que la vía era de doble sentido y el Euromed -un tren tipo AVE, aunque algo menos rápido- tuvo que reducir su velocidad hasta lo irrisorio.

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Las adversidades no cesaron. Cuando el tren estaba de nuevo a la altura de L'Aldea, volvió a detenerse. Esta vez, el problema fueron los semáforos: ninguno funcionaba. Era antes de medianoche y el hambre hacía estragos. Berta y sus compañeros viajaban en clase preferente, con lo que al menos habían comido algo: "Un snack con una bola de queso y un triángulo de pan de molde, café y un pastelito de limón". Los demás, nada. Claro que, ante la anarquía reinante, los pasajeros echaron mano de un compartimento en el que había bebidas, pequeños bocadillos y bolsas de frutos secos, según Berta.

En esta segunda parada, que se alargó hasta las 2.00 horas, el buen humor se borró de los rostros y fue dejando paso a la cruda indignación. "¿Cómo es posible que nadie supiera nada y que las azafatas sean las primeras en no hacer nada y en asustarse?", se preguntó indignado otro de los afectados, el librero de Girona Guillem Terribas, que, no obstante, destacó el "gran civismo" de los pasajeros.

El tren prosiguió su tortuoso y lento camino hasta la estación de Tarragona. Pero según Berta, por megafonía se informó de que "las vías estaban inundadas". El colmo de males: según explicó el portavoz de Renfe, se había desbordado una riera de la zona. El Euromed tuvo que retroceder hasta la estación de Salou, también anegada por el agua. Ante la imposibilidad de seguir avanzando, Renfe envió hasta Salou media docena de autobuses para recoger a los pasajeros y llevarlos hasta Barcelona.

Aún no se había acabado la odisea para Berta, Guillem y el grupo de editores. La gente se afanó en coger los primeros autobuses y ellos tuvieron que esperar al último que, además, se perdió durante un buen rato en Salou tratando de encontrar la estación de tren. "Llegué a las siete de la mañana porque la única forma de acceder es a través de un cámping", relató ayer por la mañana el conductor de ese autobús, Jaume Carbonell, que aún aguardaba instrucciones en la plaza de Sants. Aunque la mayoría de los pasajeros llegaron a Barcelona a las nueve, el grupo de editores lo hizo casi una hora más tarde. Además, Guillem aún debía coger otro tren, hasta Girona, donde tiene su librería: "Al final me fui en taxi. No me sentía preparado psicológicamente para coger otro tren".Berta Bruna, pasajera del Euromed, ayer a su llegada a Barcelona.

/ TV3

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