Cartas al director

El alud de los cartones

Este verano he tenido la oportunidad de trabajar en un gremio que pasa un tanto desapercibido. Siempre me había atraído la figura del quiosquero, ese personaje a quien todo el barrio saluda, amigo de los turistas, ilusión de los niños y faro del jubilado perdido en su cotidianeidad. Es un duro trabajo, no os dejéis engañar, pues no hay momento de descanso en el largo horario del quiosquero.

Pero lo que me ha movido a escribir esta carta es mi indignación por la cantidad de papel malgastado que genera la lucha por el espacio.

Diariamente llegan cajas llenas de enormes cartones en ...

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Este verano he tenido la oportunidad de trabajar en un gremio que pasa un tanto desapercibido. Siempre me había atraído la figura del quiosquero, ese personaje a quien todo el barrio saluda, amigo de los turistas, ilusión de los niños y faro del jubilado perdido en su cotidianeidad. Es un duro trabajo, no os dejéis engañar, pues no hay momento de descanso en el largo horario del quiosquero.

Pero lo que me ha movido a escribir esta carta es mi indignación por la cantidad de papel malgastado que genera la lucha por el espacio.

Diariamente llegan cajas llenas de enormes cartones en los que se pegan una revista o un objeto que no ocupa ni una cuarta parte de la superficie. ¿Es que no existe un tipo de presentación más coherente? ¿Más ecológica?

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Piensen, señores ideólogos del concurso "a ver quién lo hace más grande", que nadie se lleva el cartón a casa, que un blíster más pequeño sería suficiente y que el trabajo de arrancar, guardar y reciclar es todo nuestro.

Me consta que hay un gremio de quiosqueros, estaría bien que se notara su presencia de vez en cuando. ¿Por qué no existe una ley ecológica al respecto que regule este hecho.

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