Editorial:

Bocas encendidas

Pasado lo peor de los incendios de Galicia, ya está aquí la bronca que suele seguir a las catástrofes. El portavoz del PP, Eduardo Zaplana, pidió ayer en la Diputación Permanente del Congreso la dimisión de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, por falta de previsión, negligencia, irresponsabilidad y propagación de bulos infundados, entre otros motivos. También advirtió de que pediría la de Rubalcaba si el titular de Interior no aporta datos que justifiquen sus insinuaciones sobre supuestas tramas que estarían detrás de los incendios. Zaplana cuestionó incluso las cifras de la Xunta...

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Pasado lo peor de los incendios de Galicia, ya está aquí la bronca que suele seguir a las catástrofes. El portavoz del PP, Eduardo Zaplana, pidió ayer en la Diputación Permanente del Congreso la dimisión de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, por falta de previsión, negligencia, irresponsabilidad y propagación de bulos infundados, entre otros motivos. También advirtió de que pediría la de Rubalcaba si el titular de Interior no aporta datos que justifiquen sus insinuaciones sobre supuestas tramas que estarían detrás de los incendios. Zaplana cuestionó incluso las cifras de la Xunta sobre la superficie quemada -atribuyó a la NASA unos cálculos que este organismo jamás ha realizado-, para que quedase claro que ni en eso puede haber acuerdo.

En esas condiciones, el debate destinado a esclarecer causas, establecer responsabilidades y proponer medidas se hace difícil. Además de las dimisiones en caliente, Zaplana pidió las comparecencias inmediatas de los dos ministros citados más la de Agricultura. La propuesta fue rechazada por el resto de los grupos, que consideraron más conveniente esperar a que pase la temporada de incendios, lo que parece razonable. Narbona ya había pedido comparecer en la primera sesión del nuevo periodo de sesiones. Cuando lo haga, tendrá ocasión de dar explicaciones en torno a sus comentarios sobre el "despecho" de antiguos miembros de las brigadas a los que no se renovó el contrato como uno de los posibles móviles de los incendios.

La propia ministra matizó luego ese comentario, que todo el mundo consideró imprudente, lo mismo que las palabras de Rubalcaba sobre unas imprecisas sospechas. Sin embargo, el PP, incluido Zaplana ayer, lleva días atribuyendo a los socialistas cosas que no han dicho; que tal vez piensen, pero que no han dicho. Los socialistas se han guardado de acusar de algo al PP, e incluso alguno de ellos, como Pérez Touriño, se ha distanciado expresamente de la teoría conspiratoria. Las insinuaciones han sido torpes en algún caso, pero no tan insidiosas como las de Fraga, por ejemplo, cuando, en 1998, tras afirmar que nadie del PP había provocado ningún incendio, se preguntaba si los demás partidos podrían "decir lo mismo".

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Las motivaciones de los incendiarios en Galicia se conocen desde hace más de 30 años por las diligencias de la Guardia Civil, pero son tan variadas que resulta imposible encajarlas en una trama política o económica concreta. Y las características personales de los 30 detenidos hasta el momento tampoco permiten establecer un nexo entre ellos. Lo que sí sostienen los especialistas de ese cuerpo es que un motivo decisivo de la proliferación de incendios en un corto periodo de tiempo es el efecto imitación. Nada estimula tanto a los incendiarios, con independencia de eventuales motivaciones de otro tipo, como ver arder el monte con tanta facilidad. Esperemos que una vez apagados se apague también su afán emulatorio.

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