Cumbre del G-8

Bush visita Alemania para mostrar su buena relación con Merkel

El presidente de EE UU, George W. Bush, llegó anoche a Alemania en una visita de trabajo de 36 horas, con la que expresa su simpatía y buena relación con la canciller democristiana Angela Merkel. Camino de la cumbre del G-8 en San Petersburgo, Bush hace escala en el Estado federado de Mecklenburgo-Antepomerania, en el noreste de Alemania, y visita el distrito electoral de Merkel, con la que esta tarde compartirá una barbacoa de jabalí para la que se acordó el uso de vestimenta informal.

La visita de Bush contiene una elevada componente simbiótica. Reporta utilidad para ambos mandatarios...

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El presidente de EE UU, George W. Bush, llegó anoche a Alemania en una visita de trabajo de 36 horas, con la que expresa su simpatía y buena relación con la canciller democristiana Angela Merkel. Camino de la cumbre del G-8 en San Petersburgo, Bush hace escala en el Estado federado de Mecklenburgo-Antepomerania, en el noreste de Alemania, y visita el distrito electoral de Merkel, con la que esta tarde compartirá una barbacoa de jabalí para la que se acordó el uso de vestimenta informal.

La visita de Bush contiene una elevada componente simbiótica. Reporta utilidad para ambos mandatarios. En la UE, Merkel es el único jefe de Gobierno con solidez que puede ofrecer en estos momentos un apoyo sólido a Bush, a pesar de las diferencias menores entre los dos países. A Merkel la visita de Bush le permite continuar, tras más de un mes de Mundial de fútbol y antes de la cumbre del G-8, en la nube de las relaciones internacionales sin mancharse las manos con la dura política interior alemana.

El presidente y la canciller, que han mantenido dos encuentros previos, son "George" y "Angela" el uno para el otro. Fue casi un flechazo a primera vista. A Bush le fascinó la biografía de Merkel con 35 años de vida bajo un régimen comunista. Merkel le ofreció la posibilidad de visitar su distrito electoral en lo que un día fue la República Democrática Alemana, donde Bush podrá olfatear los restos del comunismo.

Será sin duda una visión filtrada por las medidas de seguridad. Los habitantes del centro de Stralsund, donde transcurrirá buena parte de la visita y se celebrarán las conversaciones, tendrán que mantener cerradas las ventanas de sus casas. Sólo 1.000 personas seleccionadas de los 60.000 habitantes podrán congregarse en la idílica plaza de la ciudad, para evitar la sensación de vacío.

El primer ministro socialdemócrata Harld Ringstorff dio la bienvenida anoche a Bush. Su viceprimer ministro, el poscomunista Wolfgang Methling, tenía previsto intervenir en el mitin contra Bush junto con la ministra de Asuntos Sociales, Marianne Linke. Se acogen al derecho a expresar su opinión contraria a lo que califican de política belicista de Bush.

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