Reportaje:

"Sentimos que hemos perdido un hermano"

Compatriotas y compañeros de la Brigada Paracaidista recuerdan a Jorge Arnaldo, el soldado peruano fallecido en Afganistán

"Quizá fuera, para los que llevan una vida civil, difícil de entender, pero aquí dentro, en el cuartel, somos una familia. Hoy nos sentimos como si hubiéramos perdido a un hermano". Mariela Morales, colombiana de 21 años, describe el ambiente ayer en la segunda bandera de la Brigada Paracaidista (Bripac) tras la muerte de uno de sus compañeros: "Estamos hechos polvo. Eres soldado y sabes que si vas a un país de misión te enfrentas a que pasen estas cosas, pero ha sido un palo muy duro", explica desde su residencia en Alcalá de Henares (Madrid).

Lo saben, lo cantan -"Y si tengo que morir...

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"Quizá fuera, para los que llevan una vida civil, difícil de entender, pero aquí dentro, en el cuartel, somos una familia. Hoy nos sentimos como si hubiéramos perdido a un hermano". Mariela Morales, colombiana de 21 años, describe el ambiente ayer en la segunda bandera de la Brigada Paracaidista (Bripac) tras la muerte de uno de sus compañeros: "Estamos hechos polvo. Eres soldado y sabes que si vas a un país de misión te enfrentas a que pasen estas cosas, pero ha sido un palo muy duro", explica desde su residencia en Alcalá de Henares (Madrid).

Lo saben, lo cantan -"Y si tengo que morir, yo moriré dando cara a la muerte. ¡Por la Patria! ¡Sangre y fuego!", dice uno de los himnos de la Bripac-, pero no se lo esperaban. La DLP (Dama Legionaria Paracaidista) Morales estuvo en Afganistán hace dos años. Tenía entonces 19 y la misión consistía en garantizar la seguridad de las elecciones en el país: "Hacíamos patrullas de reconocimiento y custodiábamos las urnas electorales. En ningún momento tuve miedo o sensación de peligro. Me pareció un lugar bastante tranquilo", recuerda.

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Jorge Arnaldo, el peruano de 26 años que perdió la vida el sábado en un ataque de los talibanes, no había salido nunca de misión al extranjero. Afganistán era su primer destino y sus compañeros en la Bripac le recuerdan muy motivado. "Llevaba poco más que yo en la segunda bandera, casi tres años. Era muy trabajador. Nunca le vi poner una mala cara. Estaba aquí por vocación, como yo. Me iría a Afganistán ahora mismo. Esto es lo mío, y era lo suyo también", asegura María Aranda, compañera y compatriota de Arnaldo: "Somos muy poquitos peruanos y nos conocemos todos".

Los cuarteles españoles se abrieron a los inmigrantes en 2002. Hasta el año pasado tenían el acceso restringido a las unidades más duras, las que actuarían en caso de conflicto, por eso la Bripac, que ha estado de misión en Afganistán, Bosnia y Kosovo, tiene hoy un 30% de personal extranjero. Arnaldo era uno de los 27 peruanos que quiso ser un paraca.

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