Dos eurodiputados en estado de choque

Los parlamentarios enviados por Estrasburgo muestran sus dudas ante la obra de la M-30

"I'm shocked". Así, impresionada, sobresaltada, "más que sorprendida" se declaró la eurodiputada danesa Margrete Auken (verde) mientras, con ojos abiertos como platos, observaba las obras de la M-30 desde la terraza de una vecina, en el piso 17 de la Torre de Praga, junto al Manzanares. Auken y el irlandés Proinsias de Rossa visitaron ayer las obras enviados por el Parlamento Europeo en respuesta a una petición de IU, Ecologistas en Acción y la plataforma vecinal Afectados Nudo Sur.

De Rossa, socialista, sugirió que la obra debería haber sido sometida a un estudio ambiental previ...

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"I'm shocked". Así, impresionada, sobresaltada, "más que sorprendida" se declaró la eurodiputada danesa Margrete Auken (verde) mientras, con ojos abiertos como platos, observaba las obras de la M-30 desde la terraza de una vecina, en el piso 17 de la Torre de Praga, junto al Manzanares. Auken y el irlandés Proinsias de Rossa visitaron ayer las obras enviados por el Parlamento Europeo en respuesta a una petición de IU, Ecologistas en Acción y la plataforma vecinal Afectados Nudo Sur.

De Rossa, socialista, sugirió que la obra debería haber sido sometida a un estudio ambiental previo. Auken, del grupo Los Verdes, auguró que el soterramiento de la M-30 atraerá más coches al incrementar el número de carriles. El informe que elaboren estos eurodiputados a su vuelta a Estrasburgo no será vinculante ni tiene que ver con el expediente abierto a España por la Comisión Europea por las obras de la M-30, según explicó un portavoz de la Oficina del Parlamento Europeo en Madrid.

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"Las declaraciones de los eurodiputados, con todo respeto, ni nos preocupan ni nos sorprenden. Su juicio es político, lo traían de antemano", afirmaron fuentes del gobierno municipal. El grupo popular europeo no mandó a ningún representante. La concejal madrileña de Urbanismo, Pilar Martínez, apuntó: "Creo que han considerado que esta misión estaba politizada".

La jornada de Auken y De Rossa comenzó con una reunión en la Oficina del Parlamento Europeo a la que asistieron varios expertos designados por los peticionarios (IU, Ecologistas en Acción y Afectados Nudo Sur): dos urbanistas, un bioquímico, un ingeniero de caminos, una física del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y un arquitecto. A la salida, los dos eurodiputados declararon que el asunto era "tan serio" como creían, y los expertos se mostraron unánimemente preocupados por las consecuencias de las obras en la calidad del aire, la seguridad vial y la movilidad urbana.

A toda prisa llegaron Auken y De Rossa al Ayuntamiento de Madrid, donde les esperaban el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón; la concejal de Urbanismo y el equipo técnico que dirige las obras. Estuvieron dos horas: se les puso el DVD sobre la M-30 que el Ayuntamiento ha buzoneado por todo Madrid y se les explicó que, según el gobierno municipal, la obra cumple escrupulosamente la ley. Después se reunieron con PSOE e IU, y otra vez a la carrera se montaron en un autocar para recorrer las obras y ver con sus propios ojos lo que unos habían pintado como la mejor obra de ingeniería acometida nunca, y los otros, como la mayor catástrofe perpetrada jamás. La visita fue de lo más clarificadora, según dijeron después Auken y De Rossa. Los grupos peticionarios habían pedido a Paula Fernández, vecina del piso 17 de la Torre de Praga, en la calle de Antonio López, que dejara subir a su terraza a la comitiva. Ella accedió y abrió su casa a De Rossa, Auken, tres eurodiputados que los acompañaban a título particular -el socialista Carlos Carnero, el verde David Hammerstein y Willy Meyer, de IU- y una veintena de periodistas.

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"¡Pero esto es impresionante, no había visto algo así en mi vida!", exclamó la danesa oteando el paisaje de grúas. Después añadió: "En mi opinión, aumentar el número de carriles atraerá más tráfico, aunque vaya bajo tierra". "Yo no soy abogado, y no puedo dictaminar si esto es una calle o una autovía [de eso depende la obligatoriedad de pasar estudio ambiental], pero si este proyecto se hubiera hecho en Irlanda, lo hubiéramos sometido a la más estricta legislación ambiental", subrayó De Rossa.

No les dio tiempo a hablar con Paula Fernández, que se desahogaba con los periodistas: "Por favor, sólo pido que me dejen dormir. ¡Que paren las máquinas por la noche! Llevo meses tomando pastillas, no puedo ni sacar a pasear a la perra, ¡hablo sola con la televisión y le digo palabrotas cuando dan algo de las obras! Mi hijo se pone música en las orejas hasta que consigue dormirse... Yo nunca le agradeceré esta obra a Gallardón".

De izquierda a derecha, David Lowe, secretario del Parlamento Europeo, la eurodiputada verde danesa Margrete Auken, el eurodiputado socialista Carlos Carnero y la portavoz municipal de IU, Inés Sabanés, observan las obras de la M-30 desde la terraza de una vecina de la calle de Antonio López.LUIS MAGÁN

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