Verano, tiempo de padres

Se acaba el curso en unos días, tendremos a los hijos en casa, es el momento de hacer balance. ¿Cómo nos ha ido? ¿Dónde han estado las dificultades? ¿Se podía mejorar el resultado?, etcétera. Pero es, sobre todo, el momento de los padres, van a estar en casa más de dos meses "desocupados", un tiempo precioso para la educación de nuestros hijos, porque la escuela (salvo excepciones) se ha convertido en un lugar en el que se transmiten conocimientos, y a veces ni eso, ya que la promoción automática de unos cursos a otros, sea como sea el rendimiento del chico, la falta de exigencia y de valoraci...

Se acaba el curso en unos días, tendremos a los hijos en casa, es el momento de hacer balance. ¿Cómo nos ha ido? ¿Dónde han estado las dificultades? ¿Se podía mejorar el resultado?, etcétera. Pero es, sobre todo, el momento de los padres, van a estar en casa más de dos meses "desocupados", un tiempo precioso para la educación de nuestros hijos, porque la escuela (salvo excepciones) se ha convertido en un lugar en el que se transmiten conocimientos, y a veces ni eso, ya que la promoción automática de unos cursos a otros, sea como sea el rendimiento del chico, la falta de exigencia y de valoración del esfuerzo hace imposible una buena formación.

Por eso, digo, es el momento de los padres, intentando modificar el sistema dentro de nuestras posibilidades, pero sobre todo inculcándoles ese amor al esfuerzo (necesario para conseguir cualquier cosa que valga pena), la importancia del trabajo bien hecho, la eficacia del orden para que el tiempo cunda y les permita hacer muchas cosas, la maravilla de ayudar a los demás, etcétera.

Así iremos consiguiendo que sus estudios vayan cada vez mejor, pero sobre todo que tengan solidez como personas y que se puedan enfrentar a los retos de la vida mejor preparados. Es importante para ellos y para nosotros.