PATÉ DE CAMPAÑA | El futuro de Cataluña

Complicidad sin amistad

La confesión de Duran Lleida a José Martí Gómez de que no tiene una amistad entrañable con Artur Mas me ha hecho recordar una idea del sabio Étienne de la Boétie: "La política es complicidad sin amistad". Tiene toda la razón Duran cuando dice que la amistad es algo muy profundo. Estas afinidades electivas de fondo, que se construyen sobre señales de sintonía personal que se nutren de la compleja economía humana del deseo, nada tienen que ver con las opciones racionales mediante las cuales uno escoge a sus socios en la política como en otros ámbitos de la vida. Más bien al contrario, como nos e...

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La confesión de Duran Lleida a José Martí Gómez de que no tiene una amistad entrañable con Artur Mas me ha hecho recordar una idea del sabio Étienne de la Boétie: "La política es complicidad sin amistad". Tiene toda la razón Duran cuando dice que la amistad es algo muy profundo. Estas afinidades electivas de fondo, que se construyen sobre señales de sintonía personal que se nutren de la compleja economía humana del deseo, nada tienen que ver con las opciones racionales mediante las cuales uno escoge a sus socios en la política como en otros ámbitos de la vida. Más bien al contrario, como nos explica el amigo de Montaigne, la amistad puede ser incompatible con la política. Se ha dicho muchas veces que en política el principal enemigo está en casa. Con los adversarios de otro partido se disputan las batallas decisivas, las que adjudican el poder a unos o a otros. Pero para llegar a este punto el líder tiene que saltar muchos obstáculos y salvar muchas celadas, la mayoría de las cuales surgen de su propia familia política.

Cada paso que se da en política es una pieza de un puzzle que sólo otorga el poder a aquel consigue juntar todas las fichas. Hay toda una serie de procedimientos establecidos para que este proceso sea incruento. Y hay una cultura de partido, suma de ideología y de interés común, que teje los vínculos necesarios para que la lucha por el poder no asfixie al colectivo y para que se produzca una aceptación suficiente del liderazgo como para que el grupo no salte a pedazos. Mientras los partidos están en el poder o con la directa puesta hacia su conquista, los efectos de las diferencias internas entre personas son fáciles de atemperar. Es en tiempos de dificultades cuando estallan con mayor facilidad. En CiU, la diferencia de peso entre Convergència y Unió hace que la sangre no llegue al río. Y que Duran tenga que contentarse con el papel de respondón. El PSC vive ahora uno de estos episodios que ponen a prueba la fortaleza de estas instituciones que exigen complicidad pero no ofrecen amistad: la disputa por la candidatura a la presidencia de la Generalitat. Sobre estas peleas sólo hay un principio universal: la ciudadanía castiga los apuñalamientos en familia.

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