Entrevista:IÑAKI ARTETA | Fotógrafo, cineasta y escritor

"A las víctimas se les da en la negociación un papel sin texto"

Iñaki Arteta (Bilbao, 1959) fotógrafo y director de cine, presentó ayer en la capital vizcaína su primer libro, Olvidados (Adhara), que ha escrito junto al profesor universitario y guionista Alfonso Galletero. Siguiendo la misma senda cinematográfica de denuncia del terrorismo y de rescate de la memoria de las víctimas que mantiene Arteta desde hace años (Trece entre mil es su último filme), el libro recoge las historias de veinte personas afectadas por el terrorismo de ETA. Este sábado, Arteta recibirá en San Sebastián el premio Covite, en su quinta edición, "por su actuación en...

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Iñaki Arteta (Bilbao, 1959) fotógrafo y director de cine, presentó ayer en la capital vizcaína su primer libro, Olvidados (Adhara), que ha escrito junto al profesor universitario y guionista Alfonso Galletero. Siguiendo la misma senda cinematográfica de denuncia del terrorismo y de rescate de la memoria de las víctimas que mantiene Arteta desde hace años (Trece entre mil es su último filme), el libro recoge las historias de veinte personas afectadas por el terrorismo de ETA. Este sábado, Arteta recibirá en San Sebastián el premio Covite, en su quinta edición, "por su actuación en favor del recuerdo y apoyo de las víctimas".

Pregunta. ¿Por qué ahora un libro en lugar de una película?

"Que los terroristas pidan perdón es imprescindible, y es humano esperarlo"
"Todos los ciudadanos somos culpables del abandono en que han vivido las víctimas"

Respuesta. Es una faceta más dentro de un mismo propósito, que es dar voz a aquellos que no la tuvieron. He dirigido cine, pero también he escrito guiones, y ahora, el libro. Pero no por ello me siento escritor. El volumen tiene unas pretensiones testimoniales más que literarias.

P. ¿Las víctimas que hablan ahora son las mismas que aparecieron en sus películas?

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R. De las veinte, seis sí han estado en las películas, pero la mayoría no. Todos los aquí reunidos pertenecen a la década de los ochenta, e incluso aparece una persona que padeció el terrorismo antes de la amnistía de 1977. En aquellos años la acción terrorista era tan terrible... Y las víctimas, muy variadas, según las distintas campañas que emprendía ETA: contra las fuerzas de seguridad, ex alcaldes, jefes de policía, municipales o chivatos.

P. ¿Han superado las víctimas con los años su reticencia a aparecer en público, a ser reconocidas?

R. La referencia que yo tengo es de hace seis años, cuando comencé a recoger sus testimonios. Y la reticencia que he encontrado ahora es más o menos la misma. Sí es cierto que en este caso el soporte literario da una mayor facilidad para el anonimato, aunque se dé el nombre.

P. ¿Ha hecho el libro pensando en que podría convertirse en otra película?

R. Entre las víctimas del terrorismo de ETA hay tantas historias, y tan pocas referencias en cine o en literatura, que siempre se puede hacer un nuevo largometraje. Cada caso de este libro podría tener por sí solo una película. Son historias durísimas.

P. ¿Qué destacaría de estos testimonios?

R. El denominador común de todas las víctimas tiene que ver con la bondad y con cierta calma. Cuentan cosas terribles con paz interior. Y eso no tiene que ver con que se les haya pagado con justicia, porque no ha sido así.

P. ¿Esa paz interior se debe al tiempo transcurrido o es común también a las víctimas más recientes?

R. Éstas han heredado una cierta cultura de las anteriores. No es que hayan hecho un grupo o una piña, sino que han coincidido en aceptar el juego democrático y no buscar venganza.

P. En los ochenta, las víctimas sufrieron en soledad.

R. No era soledad, porque no estaban solas, sino entre nosotros. Yo lo llamaría abandono. Vivían como en una realidad paralela a la nuestra, a la del resto de la sociedad, que seguía construyendo sus vidas sin detenerse por su sufrimiento.

P. Y no sólo las instituciones son culpables de ese olvido.

R. No, todos los ciudadanos lo somos en la misma medida: cineastas, políticos, periodistas y gente de a pie. Hasta muy recientemente, la referencia a las víctimas generaba incomodidad, rechazo. En cuanto al apoyo, institucional y social, las víctimas de diez años a aquí lo han tenido más fácil.

P. Usted realizó las entrevistas antes de que ETA declarara el alto el fuego, ¿cree que las historias o el modo de contarlas habría variado de realizarlas ahora?

R. No, porque en las entrevistas para las películas siempre hemos incluido la posibilidad de que ETA dejara de matar y de que las víctimas tuvieran que ver en su mismo pueblo a los asesinos en libertad.

P. ¿Qué temen las víctimas ante la próxima negociación?

R. Que sólo se busque dar una salida a los terroristas y que las víctimas pasen a un lugar secundario. El escenario que se plantea actualmente es uno con actores privilegiados, que son los terroristas, a los que se les eleva al papel de interlocutores. Y a las víctimas se les da un papel sin texto. Y se les pide que olviden ya; y eso que las víctimas ya han asumido que van a tener que asimilar una gran cantidad de injusticias. Lo que hay que intentar es que sean las menos posibles.

P. ¿Para las víctimas es imprescindible que los asesinos pidan perdón?

R. Por supuesto que sí. Está en el género humano pretender que el que ha hecho daño se arrepienta. En esta negociación se está obviando que han hecho lo que han hecho. Desde el punto de vista de las víctimas, es angustioso, desolador.

P. ¿Cómo cree que se recibirá este libro en Euskadi?

R. En el País Vasco vivimos en una sociedad partida. Hay una parte que no se quiere enterar de mi trabajo, pero hay otra parte de la sociedad ansiosa por ver cosas que expresen lo que tiene que ver con sus posiciones morales.

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