Reportaje:

El Mercosur se la juega

El conflicto entre Argentina y Uruguay puede determinar el futuro de la integración económica de Suramérica

Cuando Evangelina Carozzo se paseó en bikini ante los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea y Latinoamérica en Viena el pasado 12 de mayo portaba en sus manos un cartel contra lo que puede convertirse a corto plazo en la espoleta que haga saltar las tensiones acumuladas en el Mercado Común del Sur (Mercosur), especialmente entre Argentina y Uruguay, que ahora atraviesa su momento más delicado.

La crisis generada entre Argentina y Uruguay por la construcción de dos fábricas de pasta de celulosa, en el lado uruguayo de la frontera fluvial entre ambos países, está poniendo a prueb...

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Cuando Evangelina Carozzo se paseó en bikini ante los jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea y Latinoamérica en Viena el pasado 12 de mayo portaba en sus manos un cartel contra lo que puede convertirse a corto plazo en la espoleta que haga saltar las tensiones acumuladas en el Mercado Común del Sur (Mercosur), especialmente entre Argentina y Uruguay, que ahora atraviesa su momento más delicado.

Para los expertos, el problema es que los gobernantes, más pendientes de sus asuntos internos, no tienen interés en resolver el conflicto

La crisis generada entre Argentina y Uruguay por la construcción de dos fábricas de pasta de celulosa, en el lado uruguayo de la frontera fluvial entre ambos países, está poniendo a prueba la resistencia de la iniciativa puesta en marcha en 1991 como modelo de integración en Suramérica. En el largo año que dura ya el conflicto, los Ejecutivos de ambas orillas del Río de la Plata han ido subiendo la apuesta hasta el punto de que las llamadas en Argentina "papeleras" y en Uruguay "plantas de celulosa", están en el centro de dos estrategias enfrentadas que, en opinión de los expertos, puede arrastrar al Mercosur, que ha quedado al margen de una discusión que, en teoría, afecta directamente a sus competencias.

"No estoy de acuerdo con la definición que hace Argentina de tomar este conflicto como un problema bilateral. Creo que se inscribe dentro de un contexto regional", subraya José Botafogo Golçalves, presidente de Centro Brasileño de Relaciones Internacionales. "Es un asunto que debe interesar a los cuatro países, porque es positivo para todos que un miembro aumente su capacidad productiva. Una inversión de esta magnitud, ya sea en Uruguay o en cualquiera de los países debe beneficiar a todo el bloque. No verlo de esta manera es dar una marcha atrás al concepto de globalización a todos nos interesa", advierte.

Tabaré Vázquez viajó poco antes de la cumbre de Viena a México y Estados Unidos y desde Washington anunció que funcionarios de ambos países estudian "distintos caminos" para aumentar el intercambio comercial, una clara advertencia de que podría sumarse a la estrategia estadounidense de firmar un Tratado de Libre Comercio bilateral con Washington. Acto seguido, Vázquez advirtió que Uruguay se siente "marginado y desplazado" en el interior del acuerdo multilateral.

"Cuando se creó el Mercosur, los países socios se comprometieron a llevar a adelante una política comercial común, por lo tanto deberían negociar con terceros países en forma conjunta. La posible firma de un acuerdo de comercio entre Uruguay y Estados Unidos refleja justamente que el Mercosur como bloque no ha obtenido avances sustanciales en las principales negociaciones comerciales planteadas en su agenda externa", afirma la uruguaya Rosa Osinami, directora adjunta del Centro de Investigaciones Económicas (CINVE).

La acusación de marginación realizada por Vázquez no es nueva, pero da fuerza al coro de los descontentos. Desde hace más de un año la viene repitiendo el otro socio menor de la organización, Paraguay, por boca de su presidente, Nicanor Duarte, quien el jueves se reunía con empresarios europeos en Bruselas, marcando una vez más diferencias con sus teóricos socios económicos en el continente. En Asunción, sectores políticos y empresariales son partidarios de abandonar el Mercosur por considerar que las condiciones en las que está planteado perjudican a los socios menores a favor de los grandes.

'Reformulación'

Aunque niega repetidamente que la organización esté en crisis, el presidente de la Comisión de Representantes del Mercosur, el argentino Carlos Chacho Álvarez ha reconocido que "hay que reformular algunos aspectos del Mercosur". No obstante, Álvarez considera que es necesario esperar a que el conflicto entre Argentina y Uruguay se solucione. "Con el tema de las papeleras en la portada de los diarios es difícil avanzar en la integración regional", añadió.

Una prueba del desencuentro en el interior del proyecto es que en Viena no se reunieron los presidentes de los cuatro países, y Tabaré adelantó su vuelta a Uruguay y no cruzó una palabra a solas con Kirchner.

La solución que augura Álvarez parece que va para largo. El presidente argentino, Néstor Kirchner, ha optado por no llevar el tema al Mercosur alegando que es un problema bilateral y que no quiere internacionalizarlo, aunque eso no le ha impedido presentar el caso ante el Tribunal de La Haya. Es la primera vez en la historia argentina en que Buenos Aires toma una decisión así contra otro Estado.

"El conflicto no debe solucionarse dentro del Mercosur de ninguna manera, eso llevaría a la destrucción del mismo, porque forzosamente los otros dos países deberían tomar posiciones, esto sería su fin Mercosur", enfatiza Jorge Lavopa, director del Comité de Asuntos Latinoamericanos del Consejo Latioamericano para las Relaciones Internacionales (CARI), quien opina que al llevar el caso ante La Haya, Kirchner está preservando el Mercosur.

Para algunos expertos, el verdadero problema no es el estancamiento en el proceso de integración económica, sino que no existen los mecanismos que permitan salir del impasse y, lo que es peor, tal vez tampoco haya un excesivo interés por parte de los gobernantes, más pendientes de sus respectivos asuntos internos.

El brasileño Luiz Inacio Lula da Silva todavía no ha anunciado si será candidato a las presidenciales del próximo octubre. La misma estrategia sigue el argentino Néstor Kirchner de cara a las presidenciales argentinas de 2007. Por su parte, el paraguayo Nicanor Duarte está centrado en las municipales del próximo noviembre -que pueden marcar sus posibilidades de reelección- y el uruguayo Tabaré Vázquez ha visto como en pocas semanas su índice de popularidad ha descendido en un 10%.

"Si no existe voluntad política para establecer los mecanismos adecuados que permitan al bloque destrabar la negociación interna y externa, cualquier tipo de acontecimiento puede provocar el fin del Mercosur", advierte Rosa Osinami, para quien el conflicto de las fábricas de pasta de celulosa no ha hecho más que sacar a la luz las diferencias que ya existían entre los cuatro países de la organización.

Evangelina Carozzo exhibe una pancarta contra las papeleras en la cumbre Europa-América Latina.AP

¿Un proyecto mal planteado?

La falta de previsión y el error del planteamiento de lo que es el Mercosur es destacado por algunos especialistas como causa de la crisis actual. "En la fase de vacas gordas del comercio entre Argentina-Brasil (en términos de superávit para Argentina), que se extendió desde 1991 hasta 1998, este espacio subregional fue pensado, desde la perspectiva argentina, como uno primordialmente económico-comercial y secundariamente político-estratégico", apunta Francisco Corigliano, profesor de Política Exterior argentina en las universidades Di Tella y San Andrés en Buenos Aires. "A mi modo de entender, éste fue un serio error de la diplomacia argentina de aquellos años, pues impidió dotar a Argentina de un paraguas político que protegiera a los vínculos con Brasil y con el resto del bloque subregional de las tormentas financieras que caracterizaron los años 1994-1999 (mexicana, del sureste asiático, rusa, brasileña) y que culminarían en diciembre de 2001 con el colapso financiero, político y social de la propia Argentina".

Aunque tanto Brasilia como Buenos Aires tratan de dar una imagen de unidad, especialmente ante escenarios de crisis como los cambios sociales y políticos que se registran en Bolivia o el reordenamiento del sistema energético en la región, los desencuentros entre los dos grandes socios del Mercosur han sido constantes. Argentina tiene un tratado de asociación con la OTAN y se ha opuesto a que Brasil ocupe un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ya en la segunda mitad de los noventa, a raíz de la devaluación brasileña, desde su Gobierno se pidió un alejamiento del Mercosur y hace apenas un año, con otra Administración, ha propuesto la redefinición de las condiciones de permanencia en el Mercado Común al considerar su asociación desequilibrada.

Mientras Argentina siempre ha contemplado el proyecto desde el punto de vista comercial, Brasil lo hizo desde el pinto de vista estratégico. "Los brasileños consideran al bloque como un espacio desde el cual podían aumentar su margen de maniobra respecto de Estados Unidos", opina el profesor Corigliano.

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