Columna

Reacción desmesurada

No acabo de entender por qué ha reaccionado de manera tan desmesurada el Partido Popular (PP) ante el eslogan puesto en circulación por el Partido Socialista de Cataluña (PSC) para la precampaña del referéndum de ratificación de la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña previsto para el 18 de junio. No creo que el eslogan haya sido un acierto, pero el PSC no ha hecho más que darle la vuelta al argumento que viene utilizando de manera machacona el PP desde que se aprobó en el Parlamento de Cataluña la proposición de ley de reforma en septiembre del año pasado.

Ha sido el PP el que...

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No acabo de entender por qué ha reaccionado de manera tan desmesurada el Partido Popular (PP) ante el eslogan puesto en circulación por el Partido Socialista de Cataluña (PSC) para la precampaña del referéndum de ratificación de la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña previsto para el 18 de junio. No creo que el eslogan haya sido un acierto, pero el PSC no ha hecho más que darle la vuelta al argumento que viene utilizando de manera machacona el PP desde que se aprobó en el Parlamento de Cataluña la proposición de ley de reforma en septiembre del año pasado.

Ha sido el PP el que se ha pasado nueve meses repitiendo por toda España que el Estatuto es malo, no para España, sino para Cataluña. Mariano Rajoy ha dicho públicamente que es la norma de peor calidad que se ha aprobado en España desde que empezó la transición, y ha calificado a los dirigentes de los partidos catalanes de los peores políticos españoles desde 1977. El PP no se ha cansado de decir que el al Estatuto es malo para Cataluña. ¿Por qué no puede decir el PSC una vez que el no es malo para Cataluña, que el PP utilizará el no en el referéndum contra Cataluña?

El problema es que el eslogan del PSC tiene credibilidad, mientras que la campaña que ha puesto en circulación el PP no la ha tenido. Esto es lo que la reacción desmesurada del PP al eslogan socialista ha venido a subrayar. El reproche del PSC es insignificante comparado con los que el PP ha formulado a todos los partidos catalanes que han aprobado la reforma y al presidente del Gobierno.

Sobre esto es sobre lo que el PP tendría que reflexionar. ¿Por qué una campaña catalanofóbica muy prolongada no cala y por qué un simple eslogan que recuerda esa catalanofobia tiene posibilidad de prender? La dirección del PP va a recibir de los ciudadanos catalanes lo que se merece. Ahora le van a recordar sus cuñas de radio en las que se afirma que a Andalucía se le quita dinero para dárselo a Cataluña y que eso ocurre porque Zapatero lo consiente y Chaves lo apoya.

Y esto no ha hecho nada más que empezar. Lo que le espera al PP en Cataluña no es nada para lo que le espera en Andalucía, donde se juega mucho más. El espectáculo de un PP lanzándoles a los ciudadanos andaluces en febrero de 2007 el mismo eslogan de 1980: "Andaluz, éste no es tu referéndum" va a ser digno de verse.

Alianza Popular (AP) no entendió los procesos estatuyentes originarios de 1979-1980. Tardó 10 años en darse cuenta de que tenía que aceptar la estructura del Estado resultante de tales procesos. Para ello tuvo que refundarse como PP en el Congreso de Sevilla de 1989. Ahora no está entendiendo los procesos de reforma de los Estatutos de autonomía catalán y andaluz, que van a seguir adelante sin ellos. Las demás comunidades autónomas van a seguir este modelo de reforma más pronto que tarde. Esto es algo que va a ocurrir se ponga como se ponga la dirección del PP. Podrá retrasarse algo el proceso en alguna comunidad autónoma, pero nada más. La territorialización del Estado de ahora en adelante se va a hacer con base en el nuevo modelo de las reformas estatutarias catalana y andaluza. Y el partido que quiera gobernar el Estado no podrá hacerlo sin aceptar previamente la estructura territorial del mismo.

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Esto es algo que se veía venir casi desde que empezaron los procesos de reforma. La dirección del PP no ha querido verlo y ha puesto en marcha una campaña que, aunque en algún momento ha podido dar la impresión que le podía ser rentable, no podía acabar sino como está acabando: en una posición de irrelevancia absoluta respecto de la reforma de la estructura del Estado que se está vehiculando mediante las reformas de los estatutos. Es de las cosas peores que le puede ocurrir a un partido que pretende ser partido de Gobierno de España.

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