Análisis:A LA PARRILLA

El paisito

Juan Manuel Martín de Blas ha convertido Ésta es mi tierra (La 2), con insistencia y calidad, en una joya literaria y cinematográfica. Este domingo nos hizo viajar a Uruguay, el paisito, de la mano de Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina), que hizo un viaje personal, poético, casi autobiográfico, por su tierra, pero sobre todo por Montevideo. Contó Galeano que lo suyo era "respirar y caminar"; su maestra le decía: "Respirá, Eduardito, que respirar es importante".

Galeano ha elegido Montevideo para vivir, y para caminar. Le vimos en las playas, con su perro...

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Juan Manuel Martín de Blas ha convertido Ésta es mi tierra (La 2), con insistencia y calidad, en una joya literaria y cinematográfica. Este domingo nos hizo viajar a Uruguay, el paisito, de la mano de Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina), que hizo un viaje personal, poético, casi autobiográfico, por su tierra, pero sobre todo por Montevideo. Contó Galeano que lo suyo era "respirar y caminar"; su maestra le decía: "Respirá, Eduardito, que respirar es importante".

Galeano ha elegido Montevideo para vivir, y para caminar. Le vimos en las playas, con su perro marcándole el paso, le vimos al fondo de un café de hace siglos, haciendo su apología de las palabras ("mi médico me dice que tengo bien el nivel de colesterol, ¡pero altísimo el nivel de palabras!"), le vimos en su casa, escribiendo, acariciando el perro, mostrando tesoros de sus andanzas latinoamericanas..., en la peluquería, humillado por el peluquero porque, como es calvo, le cobra la mitad..., y le vimos rindiendo homenaje a Artigas, el héroe uruguayo (descendiente de canarios, como tantos montevideanos) que la junta militar quiso encerrar en un mausoleo...

En ese recorrido, ni él ni las imágenes hurtaron las sombras del subdesarrollo ("si contáramos a los que viven en las chabolas, éstas constituirían la segunda ciudad de Uruguay"), o los desastres del pasado, "que el Frente Amplio, en el poder desde 2004, está tratando de enderezar"; pero en todo el relato de ese viaje de amor por Uruguay predominó la voluntad lírica de su visión, y de su obra. Su evocación nos llevó a Onetti, a Maracaná (en 1950, cuando Uruguay ganó el Mundial frente a Brasil, y un futbolista mítico, Obdulio, se pasó la noche llorando por haberle hecho esa faena a sus amigos brasileños)... Desgranó algunos récords: en Uruguay hubo divorcio 70 años antes que en España, las mujeres pudieron votar 14 años antes que en Francia... Un país, dijo Galeano, de tres millones y medio de habitantes, "tres millones y medio de críticos de cine, de doctores del fútbol..., de anarquistas conservadores" a los que no les gusta que les marquen el camino.

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