El futuro de Euskadi

El Gobierno reforzará la verificación del alto el fuego permanente de ETA tras los ataques de 'kale borroka'

El Gobierno reforzará la verificación del alto el fuego permanente de ETA, según aseguraron ayer en La Moncloa, tras el ataque perpetrado el sábado contra la ferretería del concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) de la localidad navarra de Barañáin, José Antonio Mendive. Esta decisión fue ratificada tras conocerse el ataque perpetrado por encapuchados contra una oficina de Mapfre en Algorta (Vizcaya). Este es el segundo acto de kale borroka al mes de la declaración de alto el fuego de ETA.

En el Gobierno predomina la hipótesis de que el ataque en Barañáin es obra de incontrola...

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El Gobierno reforzará la verificación del alto el fuego permanente de ETA, según aseguraron ayer en La Moncloa, tras el ataque perpetrado el sábado contra la ferretería del concejal de Unión del Pueblo Navarro (UPN) de la localidad navarra de Barañáin, José Antonio Mendive. Esta decisión fue ratificada tras conocerse el ataque perpetrado por encapuchados contra una oficina de Mapfre en Algorta (Vizcaya). Este es el segundo acto de kale borroka al mes de la declaración de alto el fuego de ETA.

En el Gobierno predomina la hipótesis de que el ataque en Barañáin es obra de incontrolados, según informaciones de fuerzas políticas municipales y de la investigación policial. El Gobierno no se planteaba, haste ese momento, alterar el calendario previsto por su presidente de comparecer en junio en el Congreso para pedir autorización para dialogar con ETA, salvo que se detecte que el ataque ha sido ordenado por la banda.

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El Ejecutivo subrayó ayer su compromiso de rigor en la verificación del alto el fuego permanente de ETA, lo que contrasta con lo sucedido en las anteriores treguas de la banda. Esta autoexigencia de no autorizar el diálogo oficial con los terroristas está relacionada con el compromiso de ETA de no ejercer ningún tipo de violencia.

No sucedió lo mismo en la tregua anterior, que se extendió de septiembre de 1998 a noviembre de 1999. En su declaración de tregua indefinida, la banda no se comprometió al cese total de la violencia y se reservó las tareas de "abastecimiento", que incluían la extorsión, la kale borroka y el rearme. En la fase preparatoria, ETA sólo llegó a compromisos previos con los partidos nacionalistas y, además, de contenido político.

- Autorización del diálogo. Pese a todo ello, el 2 de noviembre de 1998, al mes y medio de la declaración de alto el fuego, el presidente José María Aznar autorizó los contactos con ETA, en una declaración pública, sin asistir al Parlamento y con un recrudecimiento de la kale borroka en Euskadi y Navarra.

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Zapatero autorizará los contactos oficiales de su Gobierno y ETA, tras consultar al Parlamento, como pronto a los dos meses y medio de la declaración de tregua permanente, si se confirma el cese total de la violencia.

Un informe de la Asociación de Víctimas del Terrorismo contabiliza, según Servimedia, más de 1.500 actos de kale borroka y amenazas en los 14 meses de tregua. Interior constató en 1998 que en el primer mes, la kale borroka atacó, autorizada por ETA, varias sucursales bancarias, la Casa del Pueblo del barrio de Alza, de San Sebastián e incendió coches.

- Ronda de partidos. En el primer mes de la tregua indefinida de ETA, Aznar convocó, igual que Zapatero tras el alto el fuego, una ronda de partidos para pedir apoyo al proceso. Los resultados fueron muy distintos. La reunión de Aznar con el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, fue tormentosa. Aznar le acusó de "deslealtad" por no haberle informado con antelación de la tregua. Los partidos nacionalistas protagonizaron el proceso, contaminado por la mezcla de paz y reivindicaciones nacionalistas, y Aznar jugó un papel subalterno. En esta ocasión, es La Moncloa quien lleva las riendas y cuenta con el respaldo de los partidos nacionalistas.

- Entrega de armas. El debate sobre el desarme de ETA tuvo, también como en esta ocasión, un protagonismo en las primeras semanas de la tregua indefinida de 1998. La diferencia radica en la actitud del PP. Aznar dijo reiteradamente que a ETA no había que exigirle la entrega de las armas sino el compromiso del cese total de la violencia, que es lo que hoy le reclama Zapatero. Sin embargo, el PP exige hoy a Zapatero que reclame a ETA la entrega de las armas. Este, igual que el PP entonces, cree que la clave no está en la entrega de las armas sino en la voluntad de su abandono porque si quisiera podría rearmarse en el mercado internacional.

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