Flechazo entre el jefe de Estado chino y Bill Gates

"Las diferencias entre los amigos no pueden sino reforzar su amistad". La cita de Mao Zedong, tan grandilocuente como casi todas las suyas, es de otro tiempo y de otra China. El presidente Hu Jintao hizo un comentario el martes que refleja mejor el momento de la gran potencia: "Debido a que usted, señor Gates, es un amigo de China, yo soy amigo de Microsoft", le dijo Hu al hombre más rico del mundo.

Y no contento, añadió entre risas, según los asistentes a la cena ofrecida en su honor en Seattle: "Además, cada día manejo el sistema operativo de Microsoft". Música para los oídos del anfi...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"Las diferencias entre los amigos no pueden sino reforzar su amistad". La cita de Mao Zedong, tan grandilocuente como casi todas las suyas, es de otro tiempo y de otra China. El presidente Hu Jintao hizo un comentario el martes que refleja mejor el momento de la gran potencia: "Debido a que usted, señor Gates, es un amigo de China, yo soy amigo de Microsoft", le dijo Hu al hombre más rico del mundo.

Y no contento, añadió entre risas, según los asistentes a la cena ofrecida en su honor en Seattle: "Además, cada día manejo el sistema operativo de Microsoft". Música para los oídos del anfitrión, Bill Gates, sobre todo tras la firma de un acuerdo entre Microsoft y la principal empresa fabricante de ordenadores en China. Eso y la promesa de luchar contra la piratería contagiaron el buen humor a Gates: "Gracias, ésta es una relación fantástica. Y si alguna vez necesita consejos sobre el uso de Windows, estaré encantado de ayudarle".

El idilio con Bill Gates estuvo precedido por una visita de Hu a la Casa del Futuro de Microsoft para satisfacer su curiosidad por las nuevas tecnologías. En la cena ofrecida por el multimillonario en su casa frente al lago Washington -una vivienda ecológica que costó 100 millones de dólares (81,36 millones de euros)- Hu Jintao no olvidó celebrar a otro de los grandes inversores de Seattle en China, la cadena Starbucks, con más de 400 locales en Pekín y otras ciudades. "Han crecido como champiñones", dijo Hu, que de nuevo -como si su discurso se lo hubieran escrito en Estados Unidos- personalizó el comentario ligero, para satisfacción del presidente de Starbucks, Howard Schultz, presente en la cena junto a un centenar de políticos y empresarios estadounidenses. "Si no fuera presidente, visitaría con más frecuencia las cafeterías", añadió.

El presidente Hu Jintao cerró ayer su entrada triunfal por la costa Oeste con su visita a la compañía Boeing, que acaba de vender 80 aviones a China.

No hay mejor tarjeta de presentación en Washington que la firma de operaciones como la de Microsoft o Boeing; para los chinos es la prueba de su voluntad de disminuir el superávit comercial con Estados Unidos, superior a los 200.000 millones de dólares.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Archivado En