'Bocatas' y autoestop

¿Cómo iban a saber los participantes del concurso de sandwiches de ayer en la feria Alimentaria que la verdadera hazaña sería abandonar el recinto de la Gran Via a las siete la tarde?

La periodista gastronómica Xiomara Cantera se erigió en vencedora del campeonato de emparedados con su intenso de salmón y espárragos, frente a las propuestas de cinco cocineros profesionales. Toda una gesta para una chef aficionada, que recibió el galardón exactamente a las 19.30 horas.

Entonces comenzó la odisea. La cola para los taxis superaba con toda probabilidad la ...

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¿Cómo iban a saber los participantes del concurso de sandwiches de ayer en la feria Alimentaria que la verdadera hazaña sería abandonar el recinto de la Gran Via a las siete la tarde?

La periodista gastronómica Xiomara Cantera se erigió en vencedora del campeonato de emparedados con su intenso de salmón y espárragos, frente a las propuestas de cinco cocineros profesionales. Toda una gesta para una chef aficionada, que recibió el galardón exactamente a las 19.30 horas.

Entonces comenzó la odisea. La cola para los taxis superaba con toda probabilidad la hora de espera, dado que eran centenares los ejecutivos que aguardaban.

"Esto es un desastre", espetó más de uno. "Es por las obras de la feria, que la hacen más grande, y por el metro, que se ve que va a llegar pronto", contestó otro, más optimista.

Peor resultó la opción del autobús hacia la plaza de Espanya y el aeropuerto, cuya cola se acercaba al kilómetro.

A las 19.40 dejó de parecer sencillo regresar a Barcelona antes de las diez o las once de la noche para preparar uno de los bocadillos del concurso, el de lomo de atún con remolacha (orientataki) o el de crema de aguacate con pollo (rulo azteka).

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El objetivo del campeonato, organizado por el portal de Internet Sandwichforum, es precisamente reconocer el gran papel del bocadillo en la alimentación básica de una sociedad cada vez más atrapada por el trabajo y la ciudad. Lo de ayer fue toda una demostración.

Al final, la forma más rápida de dejar la Gran Via fue para más de uno el viejo recurso del autoestop -denostado, pero efectivo- y hacerse un hueco en el coche de aquellos que se marchaban en su automóvil. El trayecto de la feria a la plaza de Espanya duró una hora; un mal menor, dadas las circunstancias.

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