Editorial:

Buenas y malas ideas

El proyecto de una Alianza de Civilizaciones, lanzado por Zapatero, va desarrollándose y ganando adeptos; los últimos, el nada menor de Estados Unidos, y ayer el de los Veinticinco. Ante la que está cayendo tras la crisis desatada por las viñetas de Mahoma, es la única idea constructiva que hay sobre la mesa internacional. Pero conviene que no lleve a una especie de pacto de no agresión entre culturas que signifique una mutua protección ante la crítica, un concepto indisociable del de libertad.

La reunión en Doha (Qatar), convocada por el secretario general de la ONU, ha puesto de manif...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El proyecto de una Alianza de Civilizaciones, lanzado por Zapatero, va desarrollándose y ganando adeptos; los últimos, el nada menor de Estados Unidos, y ayer el de los Veinticinco. Ante la que está cayendo tras la crisis desatada por las viñetas de Mahoma, es la única idea constructiva que hay sobre la mesa internacional. Pero conviene que no lleve a una especie de pacto de no agresión entre culturas que signifique una mutua protección ante la crítica, un concepto indisociable del de libertad.

La reunión en Doha (Qatar), convocada por el secretario general de la ONU, ha puesto de manifiesto lo difícil de la situación. La Organización de la Conferencia Islámica sólo parece querer disculpas occidentales. La UE, por su parte, debido a sus diferencias internas al respecto, sobre todo por la posición islamófoba y antieuropea de la extrema derecha holandesa, checa y de otros países, ha sido incapaz de estar presente en Doha a través de la presidencia austriaca de turno y del alto representante para la Política Exterior. Sólo ayer los Veinticinco lograron acordar su primera declaración conjunta sobre esta materia, "lamentando" que esas viñetas "hayan sido consideradas ofensivas por musulmanes en el mundo", y recordando el "derecho fundamental de la libertad de expresión", aunque deba ejercerse "con responsabilidad" y "respeto por las creencias religiosas y otras".

En cuanto a la idea de Moratinos de promover la celebración de una conferencia o congreso internacional de medios de comunicación y religiones para prevenir crisis como la de las viñetas, parece demasiado improvisada e incluso preocupante, pues en el ejercicio de la libertad de expresión lo mejor que pueden hacer los Gobiernos es no intervenir. Y aunque Moratinos aseguró ayer en Bruselas que no se trata de elaborar "ningún tipo de código de conducta", la impresión que dejó en Doha es otra. Los sistemas de comunicación se han multiplicado de una manera incontrolable y las viñetas han circulado a toda velocidad por Internet, por lo que poco puede debatirse sobre este capítulo entre Estados.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En