Columna

Evo y Eva

Con tanta atención especulábamos sobre la chompa de Evo Morales que se nos pasó un "pequeño detalle" que merece ser considerado tras el triunfo del MAS, redimidor de opresiones. Recordarán que cuando el líder cocalero dijo a los otros indígenas bolivianos aquello tan emocionante de "por primera vez somos presidentes", no añadió "y presidentas". Puede (ojalá) que no signifique nada, sólo pura economía de lenguaje. Pero las feministas del Altiplano, no muchas aunque guerreras, tienen motivos para mezclar la alegría con un cierto temor. La agencia CIMAC ha distribuido una reflexión de María Galin...

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Con tanta atención especulábamos sobre la chompa de Evo Morales que se nos pasó un "pequeño detalle" que merece ser considerado tras el triunfo del MAS, redimidor de opresiones. Recordarán que cuando el líder cocalero dijo a los otros indígenas bolivianos aquello tan emocionante de "por primera vez somos presidentes", no añadió "y presidentas". Puede (ojalá) que no signifique nada, sólo pura economía de lenguaje. Pero las feministas del Altiplano, no muchas aunque guerreras, tienen motivos para mezclar la alegría con un cierto temor. La agencia CIMAC ha distribuido una reflexión de María Galindo, fundadora de Mujeres Creando, titulada No saldrá Eva de la Costilla de Evo. Viene a decir que no confía demasiado en que el nuevo régimen haya de otorgar graciosamente a las mujeres un estatus más igualitario, sino que estas tendrán que ganárselo no desmayando en la vigilancia y la presión.

Las bolivianas son el soporte en la economía informal y la migración. En gremios del comercio y Juntas de Vecinos hay ya una cierta tradición participativa, pero las despectivamente llamadas cholas no son tomadas en cuenta fácilmente (ni siquiera la potente Federación de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa), y los jefes siguen siendo hombres. Es el machismo-caudillismo, que impregna también las organizaciones populares porque el discurso indigenista originario reproduce las formas más conservadoras del reparto de papeles. Durante las marchas rurales, al atardecer, ellos analizan, discuten o descansan mientras ellas cocinan, lavan y los atienden. Al amanecer, todos y todas marchan de nuevo. Ahora, al Evo que lidera la revolución de los desposeídos se le plantea el reto de no cortar las alas a las explotadas que también exigen el fin de las relaciones feudales no sólo con sus patronos, sino sobre todo con sus compañeros. El soplo de Tupac Amarú, la espada de Bolívar, no pueden cambiarlo todo menos ciertas ancestrales costumbres que atentan contra los derechos humanos.

PD: Mientras Evo tomaba posesión, el Bloc elegía directiva. En el vértice, una mujer de diez. En la ejecutiva, 4 de 25. Luego ganó Hamás y veremos qué pasa con las palestinas.

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