Cartas al director

'Nature' y becas de investigación

Nanotechnology Group. School of Industrial and Manufacturing Science, Cranfield University. Bedfordshire, Reino Unido -

Publicar un artículo en la prestigiosa revista Nature es una de las metas más codiciadas por los grupos de investigación científica, puesto que constituye un exponente directo de la calidad y relevancia del trabajo publicado. Pero publicar un trabajo como artículo principal es sinónimo poco menos que de hazaña. El 26 de enero he podido leer en EL PAÍS la estupenda noticia de que un grupo de investigación íntegramente español ha conseguido realizar precisamente esa hazaña, y nada menos que en un campo tan importante como la investigación sobre el cáncer. ¡Enhorabuena!

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Publicar un artículo en la prestigiosa revista Nature es una de las metas más codiciadas por los grupos de investigación científica, puesto que constituye un exponente directo de la calidad y relevancia del trabajo publicado. Pero publicar un trabajo como artículo principal es sinónimo poco menos que de hazaña. El 26 de enero he podido leer en EL PAÍS la estupenda noticia de que un grupo de investigación íntegramente español ha conseguido realizar precisamente esa hazaña, y nada menos que en un campo tan importante como la investigación sobre el cáncer. ¡Enhorabuena!

Ahora bien, cuando leo que dos de los firmantes del artículo son estudiantes de doctorado sin beca, no puedo menos que indignarme frente a la situación de la investigación científica en nuestro país. Es realmente vergonzoso que en este país dedicarse a la investigación requiera sacrificios tan penosos por parte de algunos investigadores, como trabajar sin remuneración y asumiendo los costes diarios. Es algo propio de la época del renacimiento, no del siglo XXI.

Pero lo más lacerante es cómo los políticos hablan de incremento de la inversión en I+D y se ponen medallas, cuando en realidad muy poco se ha hecho para recortar el retraso histórico que tenemos respecto a la mayoría de los países europeos. La gran empresa española, con su singular tacañería y su adoración por el beneficio a corto plazo, no quiere ni oír hablar de investigación. Y el modelo universitario español, rígido y endogámico, eternamente infrafinanciado, ni quiere ni puede. De nuevo estamos perdiendo el tren. Así nos luce el pelo después...

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