Cartas al director

Así que un empresario...

El señor Buqueras y Bach, presidente de la Comisión Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, contesta en el diario del 16-1-2006, extrañamente, a un artículo mío que no salió en el diario, sino en El País Semanal.

También, extrañamente, asegura no tener ningún cargo, pese a firmar su carta con todas esas mayúsculas detrás de sus apellidos. Dice no representar al Gobierno ni cobrar del erario, lo cual es una excelente noticia, y no tengo inconveniente en disculparme por haber deducido lo contrario (pero quien preside una comisión nacional es, sin duda, alguien "oficial")...

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El señor Buqueras y Bach, presidente de la Comisión Nacional para Racionalizar los Horarios Españoles, contesta en el diario del 16-1-2006, extrañamente, a un artículo mío que no salió en el diario, sino en El País Semanal.

También, extrañamente, asegura no tener ningún cargo, pese a firmar su carta con todas esas mayúsculas detrás de sus apellidos. Dice no representar al Gobierno ni cobrar del erario, lo cual es una excelente noticia, y no tengo inconveniente en disculparme por haber deducido lo contrario (pero quien preside una comisión nacional es, sin duda, alguien "oficial").

Extrañamente, dice que no dijo lo que EL PAÍS dijo que dijo (lo único que le entrecomillé y que él no rectificó en su momento): que, con los horarios por él propuestos, "tendríamos mejor calidad de vida y los ciudadanos dejarían de estar tensos y angustiados". Le molesta que yo considere esto una simpleza, pero lo es pensar que los únicos motivos para nuestras tensiones y angustias son nuestros horarios tardíos, con los que él quiere acabar. Pero aún más grave que una simpleza es atribuir los accidentes laborales, como él hace, en gran medida a dichos horarios y a la supuesta "falta de sueño" de los trabajadores. Con ello se está culpando una vez más, implícita y sibilinamente, a la parte más débil, y se está achacando la responsabilidad de los accidentes a quienes los sufren, y no a la falta de garantías, seguridad y condiciones adecuadas -ay, todo costoso- con que muchos empresarios obligan a sus empleados a desarrollar sus tareas. Claro que eso probablemente queda explicado por otra de las aseveraciones del señor Buqueras y Bach (PCNRHE), ésta no extraña: "Soy empresario". Acabáramos.

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