Análisis:LOS PLANES DEL GOBIERNO

"Dosis de talante"

Prometió, al final de su discurso, "nuevas dosis del mejor talante posible", y ese fue el rasgo de mayor humor del presidente ante un auditorio de 650 personas: 250 periodistas, doscientos empresarios, militares, 79 embajadores y muchos fieles, nueve ministros y ocho presidentes autonómicos, entre ellos un aliado, el cántabro Miguel Ángel Revilla. Estaba también Paulino Rivero, de Coalición Canaria. Javier Rojo, presidente del Senado; Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, y Enrique Múgica, Defensor del Pueblo, fueron algunos de los cargos institucionales presentes. El nuncio, Manue...

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Prometió, al final de su discurso, "nuevas dosis del mejor talante posible", y ese fue el rasgo de mayor humor del presidente ante un auditorio de 650 personas: 250 periodistas, doscientos empresarios, militares, 79 embajadores y muchos fieles, nueve ministros y ocho presidentes autonómicos, entre ellos un aliado, el cántabro Miguel Ángel Revilla. Estaba también Paulino Rivero, de Coalición Canaria. Javier Rojo, presidente del Senado; Cándido Conde-Pumpido, fiscal general del Estado, y Enrique Múgica, Defensor del Pueblo, fueron algunos de los cargos institucionales presentes. El nuncio, Manuel Monteiro, fue de los primeros en saludar a Zapatero.

El presidente llegó con el auditorio ya sentado, "por razones de seguridad", y sólo Íñigo Oriol, presidente de Iberdrola, hizo amago de levantarse, para rendir pleitesía a Luis Atienza, presidente de Red Eléctrica. Estaba el presidente de Repsol, Brufau; el de Vodafone, Entrecanales; los constructores Luis del Rivero, Florentino Pérez y Juan Villar Mir, y el presidente de las Cámaras, Javier Gómez Navarro; empresarios de medios, entre ellos Carlotti, Bergareche, Cebrián, Echeverría y Lara; el rector de la Complutense, Carlos Berzosa; entre los diplomáticos, el embajador de Israel, Víctor Harel, y un representante, pero no el embajador, de EE UU. Al final hubo aplausos, no exagerados. Pedimos al rector de la Complutense que nos diera una nota para Zapatero: "8 en el discurso, 8.5 en las respuestas".

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La entrada del presidente produjo menos silencio que la que se advirtió cuando entró el Jemad, Félix Sanz Roldán. Florentino Pérez y Zapatero departirían al final sobre pasiones futbolísticas encontradas. El jefe del Gobierno, ya se sabe, es del Barça. Y ayer volvió a hacer de Deco, el futbolista azulgrana que pone tranquilidad en los partidos embarullados; el de ayer amenazaba serlo.

Zapatero empezó fijando sus posiciones como Peter Sellers en Bienvenido, mister Chance ("2006 será un año importante y será un buen año") y dejó para la zona tranquila de su intervención su declaración sobre el Estatut: en las hojas que nos repartieron fue lo único que dejó como estaba: acaso fue la parte de su parlamento que con más delicadeza le escribieron. Algunos lances debieron parecerle tan farragosos que los tachó. Hizo algunos de esos énfasis en los que recuerda la oratoria de Felipe González (cuando explicó que sólo el Tribunal Constitucional entenderá sobre el Estatut).

Le hizo gracia que le presentara su tocayo José Luis Rodríguez (leonés, además), presidente del Fórum, y que volviera a tener enfrente como moderadora a Gloria Lomana, la directora de Informativos de Antena 3 que le entrevistó el otro día. Lomana fue muy insistente en algunas cuestiones, y el presidente le advirtió: "Le recuerdo que soy el presidente del Gobierno de España", cuando la catalizadora de las preguntas le pinchó para que dijera (y no lo dijo) que no le gustaba el Consejo Audiovisual de Cataluña. Al contrario que Deco en el último partido, salió ileso. A Zapatero le aplaudieron todos, encantados. Bono se fue antes, cuando Zapatero hablaba de la Bolsa.

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