Cartas al director

La herencia que recibe Evo Morales

La estrella mediática de estos días ha sido la chompa que vestía el señor Morales en su reciente visita. Poco se ha dicho sobre la Bolivia que recibe el futuro presidente, después de que el país haya ensayado toda clase de Gobiernos "no indigenistas", surgidos en elecciones no tan democráticas como la última y que recibieron felicitaciones por haber cumplido rigurosamente los planes del Fondo Monetario Internacional.

Jeffrey Sachs, en su recentísimo libro El Fin de la Pobreza, achaca la situación de Bolivia al peso de su geografía: "... crucial en un país montañoso,...

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La estrella mediática de estos días ha sido la chompa que vestía el señor Morales en su reciente visita. Poco se ha dicho sobre la Bolivia que recibe el futuro presidente, después de que el país haya ensayado toda clase de Gobiernos "no indigenistas", surgidos en elecciones no tan democráticas como la última y que recibieron felicitaciones por haber cumplido rigurosamente los planes del Fondo Monetario Internacional.

Jeffrey Sachs, en su recentísimo libro El Fin de la Pobreza, achaca la situación de Bolivia al peso de su geografía: "... crucial en un país montañoso, sin salida al mar y en guerra con un vecino", sin hacer ni la menor mención a los sucesivos expolios sobre su geografía que esquilmaron la plata, el salitre, el estaño... y se aprestaban para hacerlo con el petróleo y el gas. Termina Sachs diciendo que el presidente Sánchez de Lozada, del que fue asesor: "Lamentablemente, en medio de la violencia y el derramamiento de sangre se vio obligado a dimitir. Pese a los notables logros obtenidos desde 1985...". Logros que no compartimos y que dejaron a Bolivia: en la posición 114 de la lista del Índice de Desarrollo Humano del PNUD; con la esperanza de vida más baja de los países iberoamericanos, 60 años; un 23% de población desnutrida y 17 de cada 100 niños que no llegan al quinto año de vida.

La pobreza en Bolivia es patética y salta a la vista. El Alto, la ciudad en la que aconteció la llamada "Guerra del Gas" (octubre de 2003), que se saldó con más de 60 muertos, es la ciudad más alta del mundo -sobrepasa los 4.000 metros sobre el nivel del mar-, y en ella malviven más de 800.000 aimaras, de los que el 67% son pobres; el 72% se alojan en infraviviendas de adobe con hacinamiento crítico, y menos del 30% tienen servicios sanitarios. Pese a ello, es la ciudad del mundo con el mayor crecimiento de población en la última década, un 6,5% anual. ¿Quiénes y por qué vienen a poblar este páramo inhóspito?, sencillamente, son cam-

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pesinos aún más pobres, que encuentran en El Alto, sobre la ciudad de La Paz, tierras baldías en las que se apropian de "un sitio" soñando con tener derecho al futuro. Deseamos que el señor Morales cumpla su programa y que la cooperación española al desarrollo, la oficial y la no gubernamental, ayude a que en Bolivia se logren los Objetivos del Milenio de los que tanto se habla y tan pocos se cumplen.

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