Cartas al director

Felicitación navideña de Unicef

En estas fiestas navideñas en que todo son felicitaciones, con la ciudad maquillada, los comercios exultantes y las tarjetas de crédito fundidas, Unicef nos ha felicitado también..., pero con una esquela: "La mortalidad infantil se ha reducido, con 30 años de retraso. Los resultados no son aceptables". Estas palabras han cruzado como un latigazo nuestras caras occidentales y las han llenado de vergüenza.

El sarampión, enfermedad viral de gran morbilidad y mortalidad, nos roba ¡un millón de niños cada año! El tratamiento es la profilaxis y la vacunación masiva, como si fuera un rito, com...

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En estas fiestas navideñas en que todo son felicitaciones, con la ciudad maquillada, los comercios exultantes y las tarjetas de crédito fundidas, Unicef nos ha felicitado también..., pero con una esquela: "La mortalidad infantil se ha reducido, con 30 años de retraso. Los resultados no son aceptables". Estas palabras han cruzado como un latigazo nuestras caras occidentales y las han llenado de vergüenza.

El sarampión, enfermedad viral de gran morbilidad y mortalidad, nos roba ¡un millón de niños cada año! El tratamiento es la profilaxis y la vacunación masiva, como si fuera un rito, como si fuera una ley sanitaria universal.

Con nuestro calendario de vacunaciones (que es de los mejores del mundo, aunque muchos españoles no lo sepan) hemos erradicado el sarampión y otras enfermedades. Exportemos nuestro calendario.

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No podemos ser felices del todo si cada uno de nosotros no colabora para evitar el sarampión en los pueblos desheredados. Regalemos una vacuna y sigamos su itinerario hasta que llegue al tejido subcutáneo del brazo del niño con riesgo.

Si España consiguiera donar la modesta cifra de un millón de dosis (en la farmacia vale 3,11 euros cada una), pasaríamos a la historia de la sanidad y erradicaríamos el sarampión del planeta.

Entonces sí que podríamos exclamar: "¡Bon Nadal! y ¡felices fiestas!".

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