Solbes cree inevitables los "costes sociales" que supone la exigencia de otro modelo productivo

Patronal y sindicatos subrayan la excesiva dependencia de la construcción y los servicios

Pedro Solbes, vicepresidente económico del Gobierno, alertó ayer sobre los "inevitables costes sociales" que conlleva el cambio de modelo productivo que se impone en la Comunidad Valenciana como alternativa al crecimiento económico basado en la creación de empleo, un impulso cuyos márgenes se agotan y que "siempre es bueno" pero resulta contraproducente en términos de productividad. Solbes cerró el III Congreso de Economía de la Comunidad Valenciana en una sesión en la que patronal y sindicatos coincidieron al subrayar la excesiva dependencia de la construcción y los servicios como motores de ...

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Pedro Solbes, vicepresidente económico del Gobierno, alertó ayer sobre los "inevitables costes sociales" que conlleva el cambio de modelo productivo que se impone en la Comunidad Valenciana como alternativa al crecimiento económico basado en la creación de empleo, un impulso cuyos márgenes se agotan y que "siempre es bueno" pero resulta contraproducente en términos de productividad. Solbes cerró el III Congreso de Economía de la Comunidad Valenciana en una sesión en la que patronal y sindicatos coincidieron al subrayar la excesiva dependencia de la construcción y los servicios como motores de un crecimiento económico que demanda mano de obra poco cualificada.

La productividad se mantiene diez puntos por debajo de la media española
La economía regional es incapaz de absorber el capital humano disponible

Solbes identificó algunos problemas que, a juicio del Gobierno, arrastra el considerable crecimiento económico que ha registrado España en los últimos años. "El crecimiento económico se sostiene en un 80% sobre la creación de empleo y sólo un 20% sobre la mejora de la productividad", sentenció. La creación de empleo es buena, desde luego, pero su recorrido es limitado. El vicepresidente económico vaticinó que la ocupación se mantendrá al alza, pero incidió en la necesidad de estimular el empleo de calidad para lograr que "el mismo número de trabajadores produzcan de modo más eficiente".

De hecho, la construcción y los servicios absorben el 85% del empleo creado en la Comunidad Valenciana en los últimos diez años, dos sectores que no exigen alta cualificación.

La productividad de los trabajadores españoles ha crecido "en el entorno de medio punto" a lo largo de los últimos años, "muy poco", lamentó Solbes. Y la estrategia del actual Gobierno para resolver ese problema gira sobre tres ejes.

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En primer lugar, Solbes subrayó el impulso de la investigación, el desarrollo y la innovación. "No se trata tanto de ofrecer incentivos fiscales, el coste de la innovación es asumible", aseguró, "sino de definir líneas de investigación básica para generar masa crítica de la que puedan beneficiarse líneas secundarias vinculadas a las necesidades reales de la empresa". Y, en segundo lugar, implicar a la iniciativa privada, cuya inversión en investigación sigue muy por debajo de la media europea y, por lo tanto, tiene escasa incidencia en la definición de las prioridades del trabajo científico.

En segundo lugar, Solbes ofreció su "compromiso personal" con la estabilidad presupuestaria, una garantía para los inversores y contra futuras alzas de impuestos. Sin embargo, apostó por dilatar a lo largo de ciclos de varios años el compromiso de estabilidad. El año próximo, por ejemplo, con una previsión de crecimiento superior al 3%, el Gobierno prevé obtener un superávit presupuestario que se destinará a reducir la carga de la deuda y a armar las arcas públicas para poder intervenir cuando cambie la actual situación de bonanza.

En tercer lugar, el Gobierno apuesta por la eficiencia de los mercados. Una estrategia que persigue, por ejemplo, flexibilizar "la asignación de recursos de capital y trabajo para mitigar los inevitables costes sociales" que entraña el cambio de modelo productivo y la renuncia a determinadas actividades insostenibles en la actualidad. Solbes no citó ningún sector ni actividad, pero varios de los denominados sectores tradicionales de la industria valenciana están condenados a la reconversión.

Juan Luis Nieto, secretario general del Consejo Económico y Social (CES) de España, explicó a primera hora por qué es imprescindible alterar el actual modelo productivo de la economía valenciana.

Nieto explicó que la productividad de la economía valenciana se mantiene 10 puntos porcentuales por debajo de la media española. Un dato que contrasta con la notable mejora de la cualificación media de los trabajadores valencianos. De hecho, según un informe sobre capital humano elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, los valencianos activos acumulan una media de 12 años de formación, una cualificación que sólo superan los madrileños y los vascos.

"La estructura económica de la Comunidad Valenciana no es capaz de absorber el capital humano disponible", sentenció Nieto. Por varias razones: porque las empresas son muy pequeñas, los sectores tradicionales pesan demasiado, el componente tecnológico en la producción es menor y el sector servicios, asentado sobre el turismo, no persigue talentos. Como colofón, la inversión en investigación es muy baja.

Rafael Ferrando, presidente de Cierval, Joan Sifre, secretario general de CC OO, y Carlos Calero, responsable de Acción Sindical de UGT, compartieron el diagnóstico. Su énfasis sobre las tasas de ocupación femenina, por ejemplo, fue diametralmente opuesto: un elevado 60% frente a un escaso 60%. Pero se palpó un acuerdo de fondo que subrayaba el valor de la concertación social.

Conclusiones aplazadas

Los moderadores de las cinco mesas sobre las que giró el III Congreso de Economía de la Comunidad Valenciana no tuvieron ocasión de intervenir en las dos jornadas del encuentro. Apenas expusieron los méritos de los ponentes y celebraron con sucesivos "brillante exposición" las intervenciones inconexas de cada uno de los expertos invitados a compartir sus puntos de vista sobre la situación económica de la Comunidad Valenciana a mediados de la primera década del siglo XXI.

No hubo debate. La premura de tiempo se impuso y hurtó el intercambio de opiniones y cualquier posibilidad de intervención de parte del público asistente.

Los organizadores del cónclave, de hecho, explicaron que las conclusiones del encuentro se difundirán más adelante, una vez redactado el grueso de las ponencias y sometidas a los diversos ponentes las posibles coincidencias de sus discursos.

Los altos vuelos teóricos que caracterizaron la primera sesión del congreso, el lunes, dieron paso a un tono mucho más apegado a la realidad a lo largo de la jornada de ayer.

Las intervenciones del secretario general del Consejo Económico y Social, del presidente de la patronal autonómica, de los representantes de los dos sindicatos mayoritarios y del vicepresidente económico del Gobierno sí destilaron un hilo conductor similar. Pero sólo porque todos acudieron a datos comunes para ubicar la situación del mercado laboral.

El presidente de Ford reclamó la ejecución del corredor ferroviario mediterráneo, lo mismo que el presidente de los hosteleros de Benidorm, pero no tuvieron ocasión de celebrar su coincidencia. Ni de debatir sus aspiraciones con el catedrático que sugería que determinados marcos jurídicos y administrativos son los que más cercenan la capacidad de competir.

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