Crítica:LIBROS

Un amigo perdido

La primera novela de Jon Agiriano toma su título de un verso de Cernuda: "Este lugar, hostil a los oscuros/ avances de la noche vencedora". El protagonista, Emilio Hurtado, es un periodista que debe escribir la necrológica de un amigo escritor, Luis Barrantes, recién fallecido. Durante la noche -y la mañana siguiente- en que escribe el artículo, el narrador lleva a cabo una introspección que le llevará a explicar la personalidad del amigo escritor y rival en el amor (los dos se enamoraron de la misma mujer y fue Barrantes quien se quedó con ella, para llevarla a un destino trágico). En un ...

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La primera novela de Jon Agiriano toma su título de un verso de Cernuda: "Este lugar, hostil a los oscuros/ avances de la noche vencedora". El protagonista, Emilio Hurtado, es un periodista que debe escribir la necrológica de un amigo escritor, Luis Barrantes, recién fallecido. Durante la noche -y la mañana siguiente- en que escribe el artículo, el narrador lleva a cabo una introspección que le llevará a explicar la personalidad del amigo escritor y rival en el amor (los dos se enamoraron de la misma mujer y fue Barrantes quien se quedó con ella, para llevarla a un destino trágico). En un doble juego, la escritura del artículo y el recuerdo nostálgico de un tiempo perdido, Emilio termina por describir el barrio de su infancia y sus habitantes: la cuadrilla de amigos, responsable de su iniciación emotiva y erótica, el maestro y la tertulia que le inician en la literatura y en en el compromiso político frente a la dictadura.

Así, el foco sobre Barrantes va declinando hasta convertirse en una excusa para que Hurtado nos cuente su visión de un tiempo, el de la infancia y juventud, ya definitivamente perdido en el cambio histórico que representa el barrio, al que se vuelve en las últimas páginas de la novela. La narración progresa desde el amigo perdido a la descripción emotiva de la ausencia de un tiempo nada feliz.

Jon Agiriano se muestra sólido en la descripción de los ambientes, aunque los personajes secundarios se definen de forma somera. Algunos de las historias atribuidas a Barrantes, incluidas en la novela como subrelatos, son de gran intensidad, pero la narración central se muestra morosa al seguie una estructura narrativa conocida: la memoria como motor de lo narrado.

Jon Agiriano: La noche vencedora. Hiria. Donostia. 205 p. 14 euros.

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