En el barrio

Nadie puede negarle a Juan Vicente Córdoba su querencia por el barrio: dos películas suyas, Aunque tú no lo sepas (2000) y Yo soy de mi barrio (2003), ambas estimables, hablan orgullosamente de suburbio, de diferencias con la ciudad burguesa. También esta A golpes, que al igual que ocurre con la otra película española de similar tema, aparentemente el boxeo (Segundo asalto, de Daniel Cebrián) no va de eso, sino de otra cosa. Aquí, de un grupo de chicas, de cómo viven el arrabal, de cómo es su día a día; de cómo terminan flirteando con el delito. Y con la muerte.
...

Nadie puede negarle a Juan Vicente Córdoba su querencia por el barrio: dos películas suyas, Aunque tú no lo sepas (2000) y Yo soy de mi barrio (2003), ambas estimables, hablan orgullosamente de suburbio, de diferencias con la ciudad burguesa. También esta A golpes, que al igual que ocurre con la otra película española de similar tema, aparentemente el boxeo (Segundo asalto, de Daniel Cebrián) no va de eso, sino de otra cosa. Aquí, de un grupo de chicas, de cómo viven el arrabal, de cómo es su día a día; de cómo terminan flirteando con el delito. Y con la muerte.

Narrada con convicción, pero con evidentes desajustes en su maquinaria interna (no hay más que ver la dirección de actores, por ejemplo), la película termina oliendo a cambalache: no la beneficia en nada la cantidad de temas que en ella se agolpan, ni un tratamiento de choque de sus imágenes, que busca más la espectacularidad que la eficacia dramatúrgica, y que deja un regusto a película fallida. Aunque para lo que sirve es para testimoniar la fuerza de la interpretación de la espléndida Juana Acosta, que logra sobresalir limpiamente por encima del resto de sus colegas de reparto.