Greenpeace alerta de la elevada presencia de contaminantes químicos en los ríos andaluces

Los ecologistas consideran las balsas de fosfoyesos de Huelva el mayor "punto negro"

El muestrario de problemas que arrastran los ríos andaluces es muy amplio, como ocurre en el resto de cuencas españolas. Pero un completo estudio elaborado por Greenpeace revela que el elevado nivel de contaminantes químicos en el agua es un punto debil común a todas las cuencas andaluzas. Según la organización ecologista, que presentó ayer en Sevilla el análisis de la comunidad, las principales causas de esa contaminación son el uso abusivo de fertilizantes y pesticidas en los cultivos y los vertidos de industrias químicas, con especial incidencia en los ríos Tinto y Odiel (Huelva).

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El muestrario de problemas que arrastran los ríos andaluces es muy amplio, como ocurre en el resto de cuencas españolas. Pero un completo estudio elaborado por Greenpeace revela que el elevado nivel de contaminantes químicos en el agua es un punto debil común a todas las cuencas andaluzas. Según la organización ecologista, que presentó ayer en Sevilla el análisis de la comunidad, las principales causas de esa contaminación son el uso abusivo de fertilizantes y pesticidas en los cultivos y los vertidos de industrias químicas, con especial incidencia en los ríos Tinto y Odiel (Huelva).

En el informe nacional sobre el agua, que Greenpeace presentó la semana pasada, se centra en aspectos como la calidad, el consumo o el saneamiento en cada cuenca, más que en la situación de escasez que registran varias comunidades por la falta de lluvias en el último año. En ese informe, la organización ecologista destacó 15 puntos negros por afecciones graves a las aguas de distintos ríos. Y de ellos, se localizaron tres puntos en Andalucía: el Guadalquivir a su paso por Menjibar (Jaén), "por sobrepasar los límites permitidos para cadmio, mercurio, plomo y terbutilazina (un plaguicida muy usado en el olivar, cuya presencia en el embalse cordobés de Iznajar obligó a interrumpir el suministro varios días); la ciudad de Algeciras por ser una de las pocas ciudades españolas de más de 100.000 habitantes que vierte sus aguas sin depurar; y las marismas del Tinto, por servir de almacén durante 40 años para los residuos de la industria química onubense, que Greenpeace tilda de "tóxicos y peligrosos".

La mayor objeción de la organización ecologista a la gestión del agua en Andalucía se centra en la situación de los ríos Tinto y Odiel, que junto al Chanzas forman ahora la cuenca andaluza atlántica, bajo la tutela de la Junta. "La Consejería de Medio Ambiente sigue aplazando la reunión con Greenpeace sobre el plan de descontaminación del río Tinto cuando en el Ebro, la Generalitat tardó apenas tres meses en lograr más de cien millones de euros para descontaminar un área 150 vecesmenor", afirmó Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

Más allá del problema de las marismas onubenses, Greenpeace destaca la incidencia en las aguas andaluzas de la contaminación producida por vertidos de aguas residuales sin depurar, los residuos industriales (alpechines) y las filtraciones de sustancias químicas de abonos y fertilizantes, sobre todo en acuíferos. Una incidencia que técnicos de Greenpeace comprobaron ayer sobre el terreno, al tomar varias muestras en los ríos Guadaira y Guadaluquivir. Los análisis revelaron niveles de nitratos que duplican los límites legales (50 mg/l). "Con estos niveles el agua no puede utilizarse ni tan siquiera para riego", advirtieron.

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