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Una decena de grupos de la UPV está investigando sobre alimentación

Mejora de la calidad, producción y control de productos son varias de sus áreas de trabajo

La presencia de la ciencia en la alimentación crece de forma constante y lo hace desde diversos ángulos. Desde el punto de vista del consumidor, cada vez es mayor la preocupación por lo que se come, su contenido, su obtención, su tratamiento y su conservación. Desde el sector productivo, la extensión del fenómeno de la calidad, la mejora de los procesos de producción ante un mercado más exigente y la búsqueda de productos mejorados, diferenciados y adaptados a las nuevas demandas representan un reto ineludible. En cuanto al ámbito sanitario, la atención a qué se come, cómo se come y qué efecto...

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La presencia de la ciencia en la alimentación crece de forma constante y lo hace desde diversos ángulos. Desde el punto de vista del consumidor, cada vez es mayor la preocupación por lo que se come, su contenido, su obtención, su tratamiento y su conservación. Desde el sector productivo, la extensión del fenómeno de la calidad, la mejora de los procesos de producción ante un mercado más exigente y la búsqueda de productos mejorados, diferenciados y adaptados a las nuevas demandas representan un reto ineludible. En cuanto al ámbito sanitario, la atención a qué se come, cómo se come y qué efectos produce en la salud de la población se ha multiplicado en las últimas décadas.

La investigación en este área se encuentra en expansión y la UPV no es ajena a ella. Una decena de sus grupos desarrolla varias líneas de trabajo vinculadas a distintos aspectos de la alimentación. La mayoría está radicado en la Facultad de Farmacia del campus alavés, que imparte una diplomatura en Nutrición Humana y Dietética y una licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. También hay una notable presencia en la Facultad de Ciencia y Tecnología de Leioa.

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Habida cuenta de la gran relevancia y potencial de este campo de conocimiento y de su incidencia en la vida diaria, no es casual que la primera reunión sectorial que organizó el pasado marzo la UPV para acercar el trabajo realizado en sus laboratorios al mundo empresarial y potenciar así la transferencia de conocimiento tuviese como eje la oferta y la demanda de investigación.

Plaguicidas

En ese encuentro participaron gran parte de los equipos de investigadores que trabajan en áreas tan dispares como la detección de salmonella en alimentos, la sostenibilidad de productos agropecuarios en el País Vasco, la supervivencia bacteriana en alimentos o la influencia de los plaguicidas en el ecosistema vitivinícola.

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El investigador responsable de esta última línea es el catedrático de Química Analítica Ramón Barrio. Su grupo, formado por seis profesores y cinco doctorandos, supone buena muestra del modelo que se quiere potenciar desde la UPV. La cantidad de residuos de plaguicidas que permanecen en ciertos cultivos, como la patata o la vid, las nuevas moléculas que generan -lo que se denomina metabolitos- y la búsqueda de la optimización de las dosis necesarias para la protección idónea centran sus trabajos.

Gracias a una labor de calidad y con una aplicación práctica "total", su equipo ha logrado la autofinanciación con proyectos subvencionados por instituciones públicas, como el Departamento de Agricultura y Pesca o el Ministerio de Educación y Ciencia, y encargos de distintas empresas. Sin embargo, su caso no es aislado. "Quizá la investigación en este campo está muy atomizada y está pendiente una mayor coordinación, pero creo que se está llevando a cabo un trabajo de calidad. De todas formas, considero que se podrían hacer muchísimas más cosas, se podría sacar más partido a la labor que se realiza", destaca Barrio.

La evaluación biológica de compuestos alimentarios de interés en patología humana es otra de las líneas de investigación vinculadas con la alimentación que se está desarrollando en la Facultad de Farmacia del campus alavés.

Su objeto pasa por analizar la influencia que tienen en el metabolismo lipídico (triglicéridos y colesterol) determinados productos alimenticios, como los llamados alimentos funcionales. Bajo esta calificación se engloban aquéllos modificados por la industria alimentaria para mejorar las calidades de su efecto en determinadas enfermedades, como el caso de varios productos lácteos transformados para controlar o disminuir el colesterol. "Hay productos que sí tienen una influencia contrastada y comprobada, tal y como se anuncian, pero en otros casos eso no está tan claro", explica María del Puy Portillo, investigadora responsable de este grupo.

Lo que sí considera fuera de toda duda es el futuro de la investigación en este sector dentro de la UPV. "La universidad tiene en este campo grupos de investigación muy consolidados y también mucha gente joven con futuro y que se está formando muy bien. Creo que va a ir a más", pronostica.

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