Reportaje:

Y pasaron Katrina y Rita

El crecimiento de Estados Unidos amenaza con debilitarse por los desvastadores efectos de los huracanes

El paso de los huracanes Katrina y Rita han vuelto a demostrar la flexibilidad de la economía estadounidense para hacer frente a grandes catástrofes sin perder el aliento. Pero los desastres naturales que azotaron la costa del golfo de México también ponen en evidencia sus puntos más débiles, especialmente en el sector energético, y persiste la duda sobre el impacto real de la devastación en el conjunto de la economía del país.

El daño directo provocado por los dos tifones se elevará con toda probabilidad a 150.000 millones de dólares, según los distintos cálculos manejados hasta la fec...

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El paso de los huracanes Katrina y Rita han vuelto a demostrar la flexibilidad de la economía estadounidense para hacer frente a grandes catástrofes sin perder el aliento. Pero los desastres naturales que azotaron la costa del golfo de México también ponen en evidencia sus puntos más débiles, especialmente en el sector energético, y persiste la duda sobre el impacto real de la devastación en el conjunto de la economía del país.

Unos 325.000 negocios se han visto forzados a cerrar a causa de los daños producidos por los recientes huracanes

El daño directo provocado por los dos tifones se elevará con toda probabilidad a 150.000 millones de dólares, según los distintos cálculos manejados hasta la fecha, aunque podría rebasar los 200.000 millones. Será la mayor pérdida provocada por un desastre natural en Estados Unidos. Katrina y Rita son, además, especiales por la extensión del daño -afectaron a los Estados de Tejas, Luisiana, Misisipi, Alabama y Florida- y por el colapso de la red energética, que tiene un efecto multiplicador en todo el país.

Pasados diez días del azote de Rita, las reclamaciones a las aseguradoras ascienden ya a 34.400 millones, de los que 22.600 millones corresponde a Luisiana, lo que le convierte ya en el segundo más elevado tras los 35.000 millones del 11-S. Esta cifra no incluye aún la cobertura del daño a las plantas de refinado ni las plataformas petrolíferas, infraestructuras y el sector agrícola, que no está calculado. Los huracanes han destrozado 108 plataformas.

Entre los datos que están surgiendo sobre el alcance del daño destaca, por ejemplo, que 325.000 negocios se hayan visto forzados a cerrar. "Unos están empezando a abrir. Otros no lo harán nunca, porque el tiempo juega en su contra y no tienen establecido un plan para recuperarse", afirma la firma de asesores laborales Challerger. El Hurricane Insurance Information Center calcula que el 25% de los negocios quebrará, el 40% en el caso de las pymes.

Menor crecimiento

La Casa Blanca y la Oficina Presupuestaria del Congreso estiman que los ciclones tendrán un impacto en el crecimiento próximo al medio punto porcentual del PIB durante el último semestre de 2005. Los economistas de las principales instituciones financieras de Wall Street, como Standard&Poor's, elevan la mella al 0,75% del PIB. El grueso del golpe se sentirá en el tercer trimestre, que en lugar de crecer un 4% podría hacerlo en un respetable 3%. El segundo se cerró con una expansión de la actividad económica en EE UU del 3,3% del PIB.

Los huracanes Katrina y Rita pueden ser buenos para el crecimiento, como señala el economista John Makin, que pone como ejemplo la reacción tras el 11-S. "A los pocos meses, a pesar del miedo a un colapso en la confianza, el consumo creció al 5% en el cuarto trimestre de 2001, desde un 1%", recuerda, "esa recuperación fue suficiente para superar la recesión". Ahora se espera lo mismo con la fase de reconstrucción de las zonas devastadas y por las inyecciones de fondos públicos.

Los huracanes, de hecho, tuvieron un efecto positivo en la actividad manufacturera, que en septiembre subió para la sorpresa del parqué 59,4 puntos, frente al 53,6 puntos de agosto. El banco UBS atribuye, sin embargo, esta inesperada mejora a "una respuesta anticipada" en los pedidos para prevenir interrupciones en el suministro. Goldman comparte el análisis y advierte de que el incremento en el gasto -del que dependen dos tercios del crecimiento- no se sustentará sólo en un aumento físico de la actividad en la zona devastada, sino también en un incremento de los precios en la industria de la construcción y en los materiales. De hecho, la inflación vinculada al índice manufacturero ya muestra un incremento por el alza de la energía y por los cuellos de botella provocados por el huracán.

Y aquí empiezan a aparecer las sombras tras el paso de Katrina y Rita. Standard & Poor's destaca tres áreas de preocupación a largo plazo: el efecto acumulado del precio de la energía durante los últimos dos años, la rapidez con la que se recuperarán los flujos comerciales en el Puerto de Nueva Orleans y el coste total de la reconstrucción. El American Entreprise Institute añade el impacto en la inversión y una desaceleración en el mercado inmobiliario. Y Goldman espera distorsiones significativas en la producción, una caída adicional en las ventas de coches, un efecto mixto en el comercio y una caída en los ingresos de los hogares.

Los últimos datos de confianza arrojan más incertidumbre, porque está en su nivel más bajo en dos años, tras sufrir una caída que no se veía en 15 años. El dato es poco fiable para sacar conclusiones, pero coincide con una caída en el consumo que no se registraba desde noviembre de 2001. El índice del sector servicios también cayó en septiembre hasta los 53,3 puntos, pero el hecho de que se mantenga por encima de los 50 supone que continúa la expansión.

La clave energética

La energía es clave en todo este análisis. El galón de gasolina (3,78 litros) se paga hoy a más de tres dólares, lo que equivale a un incremento del 100% respecto a hace dos años y de un 43% desde junio. El alza es espectacular también en el gas natural y el gasóleo para calefacción. Es suficiente para comerse un 1% del PIB durante la segunda mitad de 2005 y la primera de 2006. La desaceleración en la inversión y en el mercado inmobiliario podrían comerse otro punto y medio más del crecimiento.

Respecto a la inflación, se es más optimistas si se descuenta del indicador la energía y se parte de la experiencia de que los desastres naturales han sido positivos durante los meses posteriores a la tragedia. La Reserva Federal se mantiene a la espera de tener datos más fiables antes de proceder a un cambio de política monetaria y no percibe una amenaza "persistente" para la economía, por eso decidió subir los tipos de interés al 3,75% el pasado 20 de septiembre para tener la inflación a raya.

Es más, dejó claro que seguirá retirando los estímulos al crecimiento de forma gradual, lo que se interpreta como nuevas subidas de tipos en el horizonte hasta al menos el 4%. El dato de empleo publicado el pasado viernes era clave para dar un mayor grado de certidumbre a la situación de la economía y adivinar la estrategia de la Reserva Federal: en septiembre tan solo se perdieron 35.000 empleos, frente a los 175.000 que preveía Wall Street. La tasa de paro se queda en el 5,1%.

Los huracanes han dejado fuera de juego a pozos petrolíferos y a refinerías en Estados Unidos.

Una amenaza para las cuentas públicas

El Katrina y el Rita tendrán un impacto relevante en las cuentas públicas de EE UU, que ya sufren un abultado déficit fiscal. Por eso el presidente George W. Bush urgió esta semana al Congreso que busque áreas en las que se puede recortar el gasto y escarbar para buscar fondos con los que financiar la reconstrucción. El órgano legislativo ya ha autorizado el desembolso de 62.000 millones de dólares. Sin embargo, no tendrá efecto en el ejercicio fiscal 2005, que se cerró el 30 de septiembre, con un déficit acumulado de 317.000 millones de dólares, 96.000 menos que en 2004, lo que no quita que el impacto se refleje en 2006 y 2007.

Bush mantiene su promesa electoral de reducir el déficit a la mitad durante su segundo mandato. Y se niega a modificar sus planes de gasto militar en Irak. "Hay discusiones en el Congreso", señalan en Goldman Sachs, "pero vemos difícil que se pueda crear una coalición entre republicanos y demócratas que aporten reducciones de gasto en otras partidas presupuestarias. El déficit seguirá subiendo hasta que el mercado no empiece a preocuparse", remachan.

El Council of Foreign Relations advierte de que la degradación en las cuentas públicas puede minar la influencia económica y política de EE UU en el exterior, como señala el profesor Menzie Chinn, ex miembro del grupo de asesores del presidente Clinton y de George Bush. Al agujero fiscal se le suman los números rojos en la balanza exterior, que en 2004 equivalían al 5,7% del PIB. "El reto es muy serio, incluso si se evita un colapso del dólar y la recesión". Un desplome del dólar podría obligar a la Reserva Federal a ser más agresiva en la subida de tipos.

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