Una exposición muestra en Sevilla pinturas y tapices del 'Quijote' de la Italia del siglo XVIII

Carlos III, apasionado por la novela, promovió en Nápoles la fabricación de los tejidos

El monarca español Carlos III era un apasionado de la figura de Don Quijote. Cuando era rey de Nápoles promovió la confección de 103 tapices con escenas quijotescas destinados a decorar las estancias privadas de su palacio. La exposición El Quijote de Carlos III. Los tapices de la Real Fábrica de Nápoles recuerda ese episodio del siglo XVIII. La muestra, que fue inaugurada ayer en las Salas Altas del Salón del Almirante del Real Alcázar de Sevilla, reúne 35 pinturas y cinco tapices centrados en las figuras de Don Quijote y su inseparable Sancho Panza.

La exposición, que estará ab...

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El monarca español Carlos III era un apasionado de la figura de Don Quijote. Cuando era rey de Nápoles promovió la confección de 103 tapices con escenas quijotescas destinados a decorar las estancias privadas de su palacio. La exposición El Quijote de Carlos III. Los tapices de la Real Fábrica de Nápoles recuerda ese episodio del siglo XVIII. La muestra, que fue inaugurada ayer en las Salas Altas del Salón del Almirante del Real Alcázar de Sevilla, reúne 35 pinturas y cinco tapices centrados en las figuras de Don Quijote y su inseparable Sancho Panza.

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La exposición, que estará abierta hasta el 23 de octubre, coincide con la inauguración tras su restauración de las Salas Altas del Salón del Almirante. "También inauguramos esta parte del Real Alcázar que, durante muchos años, era un almacén para el depósito de enseres. Hemos conseguido poner esta parte de nuevo a disposición de la ciudad como recinto expositivo", afirmó ayer el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín.

La muestra está organizada por el Instituto Cervantes, el Ayuntamiento, la Junta, la Fundación El Monte y Caja San Fernando y se inscribe en los actos del cuarto centenario del Quijote. El director del Instituto Cervantes, César Antonio Molina, relató que vio la exposición en el Palacio Real de Nápoles en la Navidad de 2004. "Nápoles es una ciudad a la que nos sentimos muy próximos los españoles a través de los vínculos históricos. Cervantes estuvo en Sevilla y escribió sobre Sevilla. Pero hay un lugar especial en su vida tan triste y tan llena de desastres, un lugar donde, al menos por algún tiempo, fue feliz. Y ese lugar fue Nápoles", evocó Molina. "Carlos III fue un rey culto que ayudó a descubrir Pompeya. Como rey ilustrado, el Quijote era una de sus obras favoritas", agregó el director del Instituto Cervantes.

Molina destacó que las obras expuestas muestran un "Don Quijote aristocrático, un personaje por encima del bien y del mal, mientras que Sancho es una especie de burgués". "Todos los personajes me parecen burgueses. Son como burgueses holandeses de su época, gente que desentona con la idea fijada de la obra de Cervantes", concluyó Molina.

Las obras, procedentes del Palacio del Quirinal y del Palacio Real de Nápoles, representan escenas de la novela. Las pinturas fueron realizadas en óleo sobre lienzo entre 1758 y 1779 por artistas napolitanos y sicilianos, como Giuseppe Bonito, Benedetto Torre, Giovan Battista Rossi, Antonio Dominici y Giuseppe Braci, entre otros. Los tapices fueron elaborados en dos fases -debido a su complejidad- bajo los auspicios del arquitecto Vanvitelli.

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Las aventuras del caballero y su escudero hacían las delicias de las cortes europeas del siglo XVIII, sobre todo en Francia. El éxito de la novela de Cervantes fue tan imparable como un incendio en un pajar. En Francia se fabricó una serie de 12 tapices gobelinos con asuntos del Quijote que inspiró a Carlos III. Además, había un precedente: Las historias de Don Quijote tejidas en la Real Fábrica de Tapices de Madrid por orden de su padre, el rey Felipe V. Entre la serie de tapices francesa y la italiana hay rasgos comunes basados en la decoración rococó de los bordes que rodean las escenas del Quijote.

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