"No ha sido posible desarmar a algunos 'señores de la guerra"
"Ha habido menos participación que en las presidenciales del año pasado, sobre todo entre las mujeres", declaró ayer Francesc Vendrell, tras valorar la ausencia de incidentes graves de seguridad durante la jornada electoral para elegir al nuevo Parlamento afgano. A falta de resultados finales, que no se conocerán hasta mediados de octubre, el representante especial de la UE para Afganistán lamentó que no haya "sido posible desarmar a algunos señores de la guerra ni impedir que se presenten al Parlamento".
Pregunta. ¿Cuál es su evaluación de la jornada electoral?
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"Ha habido menos participación que en las presidenciales del año pasado, sobre todo entre las mujeres", declaró ayer Francesc Vendrell, tras valorar la ausencia de incidentes graves de seguridad durante la jornada electoral para elegir al nuevo Parlamento afgano. A falta de resultados finales, que no se conocerán hasta mediados de octubre, el representante especial de la UE para Afganistán lamentó que no haya "sido posible desarmar a algunos señores de la guerra ni impedir que se presenten al Parlamento".
Pregunta. ¿Cuál es su evaluación de la jornada electoral?
Respuesta. No he visto incidentes serios de seguridad ni de intimidación o abusos. Claro que siempre una elección con un sistema de voto único no transferible es complicada y, sobre todo en Kabul, se notaba que muchos electores tenían dificultades en decidir a quién iban a votar o, más probablemente, en encontrar al candidato por el que querían votar.
P. ¿Qué le ha parecido la participación?
R. Claramente ha habido menos que las presidenciales y la impresión es que el voto femenino puede haber disminuido de forma considerable. Al no haber listas de votantes es muy difícil calcular si el número total de votantes en una determinada mesa electoral es bajo o alto. Se calculaba que a cada una les correspondían entre 400 y 600 electores, y en ninguno de los colegios hemos visto un número tan elevado.
P. ¿A qué atribuye el descenso del voto femenino?
R. Es cierto que las presidenciales podrían considerarse más importantes que las parlamentarias, pero ahora había la posibilidad de elegir a un 25% de mujeres. Tal vez no haya habido suficiente campaña por parte de las mujeres candidatas y que la campaña informativa no haya sido suficiente.
P. Muchos candidatos y un sistema de voto único e intransferible. ¿Cómo va a afectar a los resultados?
R. Puede causar muchas sorpresas, pero si fuera cierto que el número de votantes ha disminuido, comparado con el año pasado, esto podría ayudar a los candidatos mejor organizados y más conocidos que en la mayor parte de los casos están asociados con comandantes o ex comandantes de la Alianza del Norte.
P. Uno de esos ex comandantes, Yunes Qanuni, es candidato a jefe de la oposición. ¿Podría llegar a formar un bloque que dificultara la gobernabilidad a Karzai?
R. Creo que habrá un bloque minoritario bajo el liderazgo de Qanuni, como habrá otro alrededor del general
Dostum y un tercero en torno a
Mohaqeq. Pero el hecho de que haya grupos parlamentarios, con seguridad minoritarios, no debe llevarnos a suponer que estén dispuestos a jugar el papel de oposición de forma permanente. Como aquí las ideologías no son fuertes, cualquier combinación es posible. Podría ser que Qanuni se convierta en el líder de la oposición más destacado a la política de Karzai, o al revés que quiera facilitarle el trabajo al menos en ciertos temas.
P. La eventual entrada en el Parlamento de señores de la guerra acusados de crímenes de guerra ¿no dificultará su funcionamiento democrático?
R. Hay que distinguir entre quienes puedan haber cometido crímenes como líderes de milicias y ahora estén desarmados, y candidatos que aún tienen milicias que les apoyan. En el primer caso es bueno que los afganos tengan la oportunidad de elegir entre un gran abanico de candidatos que va desde los ex comunistas más duros hasta los islamistas más fundamentalistas, porque dentro de lo que cabe no amenazan a la población. El problema es sobre todo el de los candidatos que aún tienen armas y están apoyados por milicias porque supone una contradicción total con el juego democrático a través de las urnas. Desgraciadamente, no ha sido posible ni desarmarlos ni impedir que se presentaran al Parlamento.