Amurrio y su alcalde

Este año hemos asistido a las fiestas con mayor repercusión mediática de la historia de Amurrio. Los principales protagonistas de este bochornoso espectáculo han sido, por un lado, el mundo radical de Batasuna, del que poco se puede decir, porque de la mafia, como la definió el propio alcalde de Amurrio en el pasado, poco se puede esperar, y, por otro, el señor Isasi.

Permítanme que me centre en el señor Isasi y en su actuación o, mejor dicho, en su no actuación, ya que en eso se ha caracterizado su proceder en estos siete días de fiestas. Daba la sensación de que el señor Isasi se veía...

Este año hemos asistido a las fiestas con mayor repercusión mediática de la historia de Amurrio. Los principales protagonistas de este bochornoso espectáculo han sido, por un lado, el mundo radical de Batasuna, del que poco se puede decir, porque de la mafia, como la definió el propio alcalde de Amurrio en el pasado, poco se puede esperar, y, por otro, el señor Isasi.

Permítanme que me centre en el señor Isasi y en su actuación o, mejor dicho, en su no actuación, ya que en eso se ha caracterizado su proceder en estos siete días de fiestas. Daba la sensación de que el señor Isasi se veía superado por los acontecimientos, que no daba la talla, cosa bastante sorprendente teniendo en cuenta que lleva 18 años en el puesto.

Cualquier ciudadano hubiese esperado de su alcalde algún tipo de acción. El señor Isasi prefirió no hacer nada, metiendo la cabeza debajo de la tierra y así la mafia se hizo más fuerte. El señor Isasi prefirió tomar una actitud victimista repartiendo culpas a todos los lados cuando sólo él es el responsable de lo ocurrido por no tomar decisiones.Quiero pedir perdón, de nuevo, a toda la ciudadanía en general y a la de Amurrio en particular que se ha sentido ofendida e insultada por los acontecimientos que se han vivido en la semana de fiestas. Raúl J. Luaces Aguirre. Concejal socialista en el Ayuntamiento de Amurrio.

Dice un destacado burukide que los socialistas "quieren meter el morro en el Gobierno vasco", como si nadie diferente pudiera aspirar a ocuparlo. A eso se le llama tener más morro que un oso hormiguero. Aunque para morro, el del alcalde de Amurrio, que en lugar de dignificar su cargo y no ceder al chantaje prefiere homenajear a terroristas, tildando de provocadores a quienes le afean su conducta. Cierto que también han sido comprensivos con él y le han apoyado. ¡Eso sí que es tener morro!

Puestos a elegir, prefiero a los que tienen que echarle morro a la vida en este país, primero, para que no se la quiten ni a ellos ni a nadie y, segundo, para luchar por espacios de libertad en los que poder disfrutarla con los demás.- Lucía Cristóbal Gómez. Portugalete.

¿Cómo es que el alcalde de Amurrio acusa a personas honradas de ir a las fiestas de su pueblo, insultarlas y decir que van para provocar? ¿Provocar a quién? ¿Es que en este país ya no hay libertad para ir donde a uno le apetezca sin tener un permiso de circulación de los que nos gobiernan? ¿No provoca el alcalde permitiendo el nombramiento de "reina" y "dama de honor" a dos etarras encarcelados?No entiendo su ataque a los concejales del PP ni los insultos proferidos a éstos y a Gotzone Mora. Lástima, Amurrio un pueblo tan precioso, pero tan poco tolerante y poco amable con los que van a visitarlo o viven en él, pero no comulgan con sus ideas políticas.

¿No vivimos en una democrácia? ¿No cabemos todos, como suelen decir Ibarretxe, Imaz y altos cargos del Gobierno vasco? Va a resultar que son sólo unas palabras huecas y vacias en contenido por lo que sucedió en ese pueblo y con el discurso poco democrático de su alcalde.

Señor alcalde, no insulte; dé la bienvenida a los visitantes de Amurrio o la impresión que se dará será la de un alcalde y un pueblo fascista, y no creo que lo sea. Unas disculpas a tiempo serían bien vistas, sobre todo porque el alcalde es la figura principal de Amurrio, pueblo precioso donde todos quieren vivir en paz, muchos ir a visitar y, sobre todo, que el respeto y la dignidad de todos no quede dañada por unas actitudes poco democráticas.